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  • La esofagitis eosinofílica es una enfermedad rara que afecta a 2 de cada 10 mil personas en Estados Unidos. 
  • Su síntoma principal es la imposibilidad para tragar: la disfagia.
  • Se produce por una reacción inmune que inflama las paredes del esófago hasta el punto de que es imposible la llegada de los alimentos al estómago. 
  • Se considera una urgencia médica.
  • Existen diversos tratamientos, pero todos son adaptados de medicamentos que se usan para otras enfermedades. 
  • En muchos pacientes ninguno tratamiento funciona.

Imagina que un día cualquiera te comes tu plato favorito pero, al intentar tragar, se te queda atrapado en el esófago y debes ir al hospital de urgencia por el dolor. Esta es la realidad cotidiana de muchas personas aquejadas de una enfermedad inmune llamada esofagitis eosinofílica. Esta enfermedad aparece por una inflamación alérgica del esófago. Puede llegar a cerrarlo completamente si no se trata y muchos casos no tienen solución. En este artículo te contaremos sobre esta enfermedad en conversaciones con un paciente y su médico tratante.

El 22 de Mayo se celebra el día europeo de la Esofagitis Eosinofílica, una enfermedad que a día de hoy no tiene cura. Además, en muchos casos hay pacientes que no responden a ningún tratamiento. Tal como le sucede al español Carlos Solas, profesor de tenis, quien en 2021 fue diagnosticado con esofagitis eosinofílica, aunque sus primeros síntomas aparecieron muchos años antes.

Desde el 2009 hasta el 2014 no tuve ninguna respuesta -cuenta a Vida y Salud-, pensaban que tenía una alergia común, pero seguía atragantándome aún con los tratamientos; hasta que en 2021 se pensó que podría tener esta enfermedad. Pasé 11 años sin tener una real respuesta. Durante la pandemia ocurrieron los peores momentos: no podía tragar ni mi saliva, todo se me quedaba atrapado. En un mes y medio fui 7 veces a urgencias”. Esto lo ha llevado a hablar de esta enfermedad en redes sociales.

¿Cómo se produce?

Esta enfermedad afecta 3 veces más a hombres que a mujeres, especialmente si están entre los 20 a 40 años edad. En Estados Unidos hay cerca de  2 casos por cada 10 mil personas, pero las evidencias muestran que podrían ser mucho más. 

El Dr. Sergio Casabona Francés, gastroenterólogo del servicio de Gastroenterología del Hospital de la Princesa de Madrid, y médico tratante de Carlos Solas, en conversaciones con Vida y Salud define la Esofagitis Eosinofílica así: 

  • Es una enfermedad inflamatoria crónica que ocurre solo en las paredes del esófago por la acción de los glóbulos blancos llamados eosinófilos. 
  • Algún alimento o factor ambiental lo detona, aunque es muy difícil de identificar. “Se hace más difícil aún ya que es común ver a los pacientes sufriendo alergias a otros componentes que no son los mismos que afectan al esófago”, apunta el especialista.
  • Además de los síntomas, el diagnóstico se confirma con una biopsia que se obtiene mediante endoscopía.  

Síntomas

La disfagia (incapacidad para lograr que los alimentos lleguen al estómago, en este caso porque el esófago está muy estrecho) es el principal síntoma. Además, si no se trata médicamente, la disfagia se intensifica hasta el punto en que cada comida puede significar una urgencia: “En tu día a día –sentencia Carlos- estás condicionado por la comida: ves una carne roja, de cerdo o ciertos tipos de textura y dices ‘uff’ esto no pasará [por mi esófago]. Eso hace que pierdas mucho peso, en momentos de crisis no comes casi nada, durante la pandemia perdí 19 Kg y solo he recuperado 6 Kg” (sic).

La fagofobia, o miedo a comer, es una condición común en los que padecen esta enfermedad, así como salir a comer fuera o viajar a otras ciudades. Además de significar una pérdida extrema de nutrientes, el efecto psicológico de no poder relacionarse, porque muchas interacciones sociales involucran comer, es muy potente, dejando huellas muy profundas en los pacientes.

Tratamientos

Existen principalmente cuatro tratamientos:

  • Restricción alimentaria:Este es el test del ensayo y error. Les vamos eliminando lentamente grupos de alimentos que comúnmente pueden generar el cuadro en el esófago, si no hay respuesta incluimos el al siguiente grupo, lo que puede significar que el paciente no pueda comer casi nada”, apunta el doctor. Cada paso se evalúa con una biopsia para saber si ya no hay inflamación. 
  • Inhibidores de la bomba de protones: El omeprazol impide que se produzca un componente del ácido gástrico, pero “aunque se trate de un medicamento contra el reflujo sentencia el profesional- inhibe procesos inmunológicos que no tienen nada que ver con el reflujo, pero si a nivel del esófago.”  Se estima que con este tratamiento responden casi la mitad de los pacientes.
  • Corticoides con dosis adaptadas: Se utilizan corticoides a nivel local -dice el médico-, por ejemplo, en un recetario magistral, donde en una farmacia se pide hacer una especie de jarabe a pedido. Aunque hay nuevas tecnologías que activan la salivación para que esta se adhiera al esófago y actúe por más tiempo”.
  • Tratamientos biológicos: Utilizando nuevas tecnologías inyectables se administran medicamentos que permiten bloquear zonas muy específicas del proceso inflamatorio. Aunque se usan para artritis, psoriasis, dermatitis atópica u otras enfermedades autoinmunes, al igual que los otros tratamientos descritos anteriormente, se adaptan a la esofagitis eosinofílica.

A más conocimiento, mejor calidad de vida

El Dr. Casabona es claro: “Si notas que hay momentos en los que la comida pasa con dificultad, que siempre debes beber mucha agua para poder ‘empujarla’, o que hace tiempo ya no puedes comer carne más o menos seca, lo que tienes es disfagia, un síntoma de alarma que debe ser tratado, estudiado y diagnosticado”.  

Por su parte, el paciente Carlos señala que “aunque tus familiares y seres queridos te quieren y tratan de ser conscientes de tu complicación, al final no solo te perjudicas tú, sino también a tu familia, ellos tienen que amoldarse a ti. Eso se transforma en un peso para nosotros, ya no puedes disfrutar la vida. Además, que nadie ve nuestra enfermedad, es una invisible”. 

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / Nenad Cavoski

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