Se desconoce el porcentaje de personas que desarrollan síntomas a largo plazo después de la infección inicial por el virus SARS-CoV-2, que causa el COVID-19. Se están realizando investigaciones a nivel mundial para tratar de establecer protocolos de tratamiento. Aquí te explico lo que se sabe actualmente y cuáles son algunas de las interrogantes.
Seguramente has escuchado acerca de las complicaciones agudas del COVID-19 como la neumonía, la insuficiencia (falla) cardiaca, renal y del hígado, entre otros problemas. Pero, varios pacientes han reportado síntomas a largo plazo que se conocen también como: COVID-19 Persistente, COVID-19 con Síntomas a Largo Plazo o Secuelas Post-agudas de la Infección por el SARS-CoV-2 (abreviado PASC por sus siglas en inglés). Estos pacientes tienden a reportar síntomas como: cansancio, falta de aire, tos, palpitaciones, ansiedad, depresión, dificultad para concentrarse, problemas gastrointestinales, dificultad para dormir, dolores en las articulaciones (coyunturas), dolor de pecho y empeoramiento en la calidad de vida, que pueden durar de semanas a meses después de la enfermedad aguda.
Para que califique como Secuelas Post-agudas de la Infección por el SARS-CoV-2 (PASC), los signos o síntomas tienen que desarrollarse durante o dentro de 4 semanas después de la infección inicial por COVID-19 y, desde luego, no se puedan explicar con un diagnóstico diferente. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), también se han reportado casos en mujeres embarazadas.
En un estudio internacional realizado por internet en 56 países, en 3.762 pacientes que habían tenido este diagnóstico y a los que se siguió por 7 meses, se reportaron más de 66 síntomas, de los cuales los más frecuentes después de 6 meses fueron: cansancio (77.7%); malestar después del esfuerzo (72.2%) y disfunción cognitiva (55.4%). A casi la mitad de los participantes no les fue posible regresar a trabajar a los 6 meses de que se habían infectado con el virus del COVID-19.
De acuerdo con el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas en Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés), “estos síntomas pueden variar desde ligeros o molestos hasta bastante incapacitantes”. En un estudio realizado por la Washington University publicado en línea el 19 de febrero en JAMA Network Open, más del 30% de los 177 participantes reportaron síntomas que persistieron hasta 9 meses.
Actualmente no existe un tratamiento específico para el PASC.
Se sabe que más hombres que mujeres desarrollan la infección por COVID-19 y fallecen. Por el otro lado, las mujeres parecen desarrollar el COVID-19 Persistente o PASC con mayor frecuencia. Quizá estas diferencias tengan que ver con el sistema inmunitario o inmunológico. Como algunos de estos síntomas no se pueden medir, desgraciadamente hay proveedores de salud que podrían no considerar estos problemas como algo “real”. Pero hay que tratarlos con el respeto que se merecen.
Algo positivo para lo cual los expertos todavía no tienen explicación, pero que están investigando, es que varios de los pacientes que han experimentado el COVID-19 con Síntomas a Largo Plazo o Secuelas Post-agudas de la Infección por el SARS-CoV-2 (PASC) han reportado que después de completar sus vacunas, sus síntomas han desaparecido. Este ha sido otro desarrollo clínico inesperado.
Entre las preguntas que se hacen los expertos están: si los pacientes con PASC tuvieron un problema en su sistema inmunológico a raíz de la infección que no se reajustó, ¿Porqué las vacunas – que estimulan el sistema inmunológico – les ayudan a algunos? ¿Podrían tener un depósito de coronavirus escondido en su cuerpo? ¿Podrían algunos de los pacientes con este síndrome tener un efecto placebo de la vacuna? o ¿Se debe simplemente a que la enfermedad toma más tiempo en seguir su curso en algunas personas?
Se estima que entre 10% y 30% de las personas infectadas por el COVID-19 experimentan algún síntoma a largo plazo. En diciembre del 2020 los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos empezaron a lidiar con este tema. A fines de febrero del 2021, anunciaron que gastarían $1.1 billones de dólares para estudiarlo.
Una de las hipótesis acerca de cómo podría ayudar la vacuna es la siguiente: se sabe que las personas que están infectadas por el virus de varicela zóster, el virus que causa la varicela (o viruela loca) y el herpes zóster (también conocido como shingles en inglés), pueden alojar a ese virus en su sistema nervioso (en su cuerpo) por años. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que las personas de 50 años y mayores se vacunen contra el virus de varicela zóster. Quizá se podría hacer un paralelo con la vacuna contra el COVID-19: la vacuna contra varicela zóster no previene infecciones nuevas pero se encarga de la infección que ya existe.
De acuerdo con un reporte publicado por el Dr. Saurabh Mehandru, del Mount Sinai Hospital en Nueva York, cuando el virus del COVID-19 infectaba el recubrimiento de las células del intestino delgado, a veces, en pocos casos, permanecía en niveles bajos por semanas o meses. Se podría especular que esto podría contribuir al desarrollo de PASC y que la vacuna podría ayudar. Nuevamente, esto es una hipótesis y se desconoce si es el caso.
Otros inmunólogos dicen que es posible que el mecanismo del PASC no se deba a la presencia del virus, que es posible que el organismo infeccioso ya haya desaparecido del cuerpo pero que haya desencadenado un síndrome inmunitario (inmunológico) hiperactivo persistente.
Es necesario realizar más investigación y continuar con los estudios observacionales rigurosos para poder entender el mecanismo por el cuál se origina y el curso clínico del COVID-19 con Síntomas a Largo Plazo o Secuelas Post-agudas de la Infección por el SARS-CoV-2 (PASC). Mientras tanto, existe un incentivo más para que te pongas la vacuna contra el COVID-19. Si no has tenido la infección, para que no te enfermes, si ya la has tenido, para evitar una re-infección, para proteger a otros y ayudar a controlar la pandemia y, si tienes PASC, podrías ser una de las personas afortunadas cuyos síntomas desaparecen con la vacunación.
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