Si la mayoría de las personas seguimos las recomendaciones de salud pública para protegernos y proteger a los demás, y si nos vacunamos, lograremos controlar la pandemia. Si logramos que suficientes personas se vacunen, lograremos lidiar con las variantes del COVID-19, ya que no tendremos la transmisión continua que existe en este momento. Aquí te explico por qué todavía necesitas protegerte, aunque ya te hayan vacunado. Ten paciencia. No será para siempre.
Quiero empezar por decirte que esta no era la columna que originalmente iba a escribir esta semana. Sin embargo, decidí hacerlo porque esta semana, sólo en Estados Unidos, alcanzamos un número increíble de casos de personas que han fallecido por el COVID-19: se sobrepasaron 500,000 muertes (518,959 para 2/25/21) para ser precisos. En términos humanitarios, estas personas nos dejaron antes de lo que deberían si hubiésemos atendido a la pandemia correctamente y nos hubiésemos comportado como deberíamos haberlo hecho. Si bien es cierto que el número de fallecimientos a nivel mundial es de ~ 2.5 millones (2,512,907 para 2/25/21), los Estados Unidos tienen el 20% de los casos de COVID-19 a pesar de tener sólo el 4.5% de la población mundial y de ser un país desarrollado.
Para compararlo a otros desastres, más estadounidenses han muerto de COVID-19 que los que murieron en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam combinadas. Y, a pesar de que sabemos qué debemos hacer para protegernos, todavía tenemos demasiadas personas que no usan mascarillas porque dicen que infringen en su libertad o que niegan la existencia de la pandemia. Como dice el dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Pero en este caso, desgraciadamente nos afecta a todos.
La tragedia de una pandemia es que se trata de la propagación internacional de una enfermedad (en este caso una infección causada por un virus) contra la cual la mayoría de la gente no tiene inmunidad. O sea, indica que la mayor parte de las personas somos vulnerables. Y todos podemos estar expuestos.
Otros países también han perdido madres, padres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, hijos, hijas, amigos y colegas. La tragedia es enorme a nivel mundial.
Entonces ¿qué podemos hacer? Lo que nos recomiendan los expertos en salud pública es:
- Usar mascarilla (a partir de los 2 años)
- Distanciamiento social de 6 pies o 2 metros de las personas con las que no convivimos
- Evitar las multitudes
- Lavarnos las manos frecuentemente
- Vacunarnos contra el COVID-19
Desde luego, si nos enfermamos, quedarnos en casa, aislarnos de otros para protegerlos, limpiar y desinfectar las superficies. Y seguir las recomendaciones médicas para salir adelante y proteger a los demás.
El uso correcto de la mascarilla es muy importante. De hecho, debido a mutaciones (cambios) en el virus que causa el COVID-19 que lo ha hecho más transmisible y más peligroso, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han emitido recomendaciones nuevas sobre las mascarillas y la posibilidad de usar doble mascarilla.
Así como la ciencia y nosotros cambiamos y seguimos evolucionando, el virus también evoluciona y cambia para seguir propagándose. Pero para que el virus cambie, necesita multiplicarse, y para multiplicarse necesita entrar en las células de una persona. O sea, necesita infectar a una persona. Si seguimos los comportamientos de protección recomendados, reducimos significativamente las posibilidades de transmisión del virus, y si nos vacunamos, ese riesgo de contagio se reduce aún más.
Muchas personas se preguntan: “Si me vacuno, ¿porqué tengo que seguir usando mascarilla y por qué no puedo salir al restaurante, y hacer todo como si nada?”
Eventualmente eso va a suceder. Pero, en este momento todavía te tienes que cuidar. Te explico por qué: Por un lado, cuando el 70 al 90% de la población esté vacunada y alcancemos la inmunidad de grupo, podremos salir como antes.
Pero, además, en este momento sabemos por los estudios clínicos que las vacunas como Pfizer y Moderna son sumamente efectivas para prevenir que la persona vacunada no contraiga la enfermedad del COVID-19, pero no sabemos que tan efectivas son para prevenir que las personas vacunadas infecten a otros con el virus SARS-Co-V2. Eso quiere decir que si inhalaran el virus del COVID-19 que podría encontrarse en su nariz o en su garganta, ellos estarían asintomáticos (no tendrían ningún síntoma) ya que ellos lo descartarían de su cuerpo si entrara, pero quizá podrían transmitir el virus a otras personas que no estén vacunadas. Eso no significa que la vacuna no es efectiva ya que las personas vacunadas están protegidas. Lo que todavía no se sabe es si aún así puedan infectar a los demás. La razón por la que no tenemos esta información es que los estudios clínicos no incluyeron esto en su evaluación original, pero esto es algo que se está estudiando y tendremos el informe cuando se complete la investigación.
Además, la evidencia histórica nos enseña que aún las vacunas que no previenen al 100% la infección por el virus, pueden eliminar la enfermedad causada por ese virus, como en el caso de la vacuna contra la polio desarrollada por el Dr. Jonas Salk, que resultó en la eliminación de la polio a principio de los 1950.
Se dice que se requiere que entre el 70 y el 90% de la población esté vacunada para alcanzar la inmunidad de grupo. De acuerdo con el Dr. Jay Butler, director adjunto de los CDC, si una cepa o variante más transmisible se vuelve dominante, el nivel de cobertura para alcanzar inmunidad de grupo que se va a requerir para alcanzar inmunidad de grupo será más elevado: en el rango de 80 a 90%.
Lo importante es vacunar al mayor número de personas lo más rápidamente posible para controlar la pandemia y darle menos oportunidad al virus de mutar (cambiar).
Desde el punto de vista de actualizar o crear refuerzos de las vacunas, si fuese necesario, los científicos piensan que es relativamente fácil hacerlo con las técnicas actuales. Piensan que lo que causaría el mayor embotellamiento sería la fabricación y la distribución de los refuerzos o las vacunas nuevas. Y desde luego, el costo.
Otro problema que tenemos con las vacunas en este momento, que es necesario superar es el titubeo o la duda que algunas personas tienen de ponerse la vacuna.
El Dr. Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) ve el mejor y el peor escenario: En el mejor, “la gente se arremanga lo más rápidamente posible para que lleguemos a una tasa de vacunación del 80 al 85% y no surgen otras cepas que sean más resistentes”. El peor escenario es que la gente “continúa siendo irresponsable, más variantes transmisibles se diseminarán por todo el país y potencialmente dejarán de responder a las vacunas, a los tratamientos y a la inmunidad adquirida naturalmente”. Obviamente esto se aplica a cualquier lugar del mundo.
Recuerda, lo que estamos haciendo, por difícil que es, no es para siempre. Entre más cooperemos, más rápidamente saldremos adelante.
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