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Una de las fechas más significativas en Estados Unidos, es el día de “Acción de gracias” o Thanksgiving, que se celebra el cuarto jueves de noviembre cada año. Esta tradición poco a poco va traspasando fronteras y extendiéndose a más países. Y no es de extrañar, ya que dedicar un día a agradecer todas las cosas buenas que tenemos y que nos pasan en la vida es una de las costumbres más bonitas que podemos tener.  De hecho existe el día Internacional del Agradecimiento, que se celebra el 11 de enero. La buena noticia es que, además, sentir y expresar agradecimiento tiene innumerables efectos positivos tanto en tu salud mental como física. Te lo contamos.

Numerosas investigaciones realizadas en diferentes países han demostrado que experimentar y expresar gratitud aumenta la satisfacción personal, la vitalidad, el sentimiento de esperanza y el optimismo. Además, contribuye a reducir el riesgo de padecer depresión, ansiedad y estrés entre otros trastornos.

Según el Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA, (Mindfulness Awareness Research Center) expresar gratitud cambia, literalmente, la estructura molecular del cerebro. Mantiene la “materia gris” funcionando y nos hace más saludables y felices. Cuando sientes felicidad, el sistema nervioso central se ve afectado. Eres más pacífico, menos reactivo y menos resistente. Y la gratitud es la práctica más efectiva para estimular los sentimientos de felicidad.

Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos explica que el hipotálamo se activa cuando sentimos agradecimiento o cuando realizamos actos con una intención altruista. El hipotálamo es la parte de nuestro cerebro que regula importantes funciones corporales como el apetito, el sueño, la temperatura, el metabolismo o el crecimiento.

Las personas agradecidas experimentan menos dolores y manifiestan sentirse más saludables que otras personas, según los resultados de un estudio publicado en la revista científica Personality and Individual Differences. Se sabe que la gratitud favorece la liberación de dopamina, un neurotransmisor que desempeña un importante papel en el procesamiento del dolor, por lo que su efecto analgésico es muy importante.

Otro estudio realizado en la Universidad de Montana, en Missoula (Estados Unidos) concluyó que las personas que sienten gratitud tienen menos síntomas de diferentes enfermedades y presentan una mejor calidad de sueño.

Además, la investigación ha encontrado que las personas agradecidas también tienen más interés en cuidar su salud y hacen más ejercicio. De hecho, las personas que cultivan la gratitud hacen ejercicio con más frecuencia y son más propensas a hacerse revisiones médicas, lo que probablemente contribuya a su longevidad.

Entre los principales beneficios sobre la salud que se han asociado al agradecimiento destacan:

  • Reducción de la presión arterial.
  • Mejor función del sistema inmunitario.
  • Aumento en los niveles de colesterol bueno (HDL).
  • Reducción de los niveles de colesterol malo (LDL).
  • Disminución de los niveles de creatinina, un indicador de la capacidad del riñón para filtrar los residuos del torrente sanguíneo.
  • Reducción de los niveles de proteína C reactiva, un marcador de la inflamación cardíaca y las enfermedades del corazón.
  • Mejor calidad del sueño, disminuye el tiempo que se tarda en conciliar el sueño y alarga la duración del mismo.
  • Menos estrés, se ha comprobado que la gratitud ayuda a disminuir el cortisol, la hormona del estrés.

¿Podemos fomentar la gratitud?

La gratitud puede ser sentida, expresada o reforzada de formas muy diversas que van desde palabras dichas, escritas, abrazos, regalos y psicoeducación respecto del tema, entre otras formas. Dentro de esta diversidad, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en el que se revisaron las evidencias científicas más importantes sobre el tema, se detalla que las intervenciones más utilizadas en estudios empíricos son:

  • Carta de gratitud: En esta actividad se escribe una carta a alguien para expresarle tu agradecimiento. Se puede hacer entre 1 y 3 veces por semana con una dedicación de 10 a 15 min a su escritura. Consiste en escribir en términos específicos el motivo del agradecimiento a una persona en concreto elegida. La carta puede ser entregada o no a su destinatario.
  • Diario de gratitud: En esta actividad se plantea el escribir un listado de elementos, situaciones o condiciones, ya sean cotidianas o no, por las que uno se siente agradecido. En algunas versiones, además, se indica proveer una explicación causal para cada evento. La frecuencia habitual es de 1 a 3 veces por semana y las listas incluyen entre 3 y 5 elementos cada una.

Los efectos que se consiguen con este tipo de ejercicios son diversos y pueden variar mucho de una persona a otra. Pero existen evidencias científicas de que, en general, aportan un beneficio a quienes lo practican.

En un estudio realizado en la Universidad de California los psicólogos les pidieron a algunos participantes que, durante 10 semanas, hicieran una lista de las cosas por las que podían sentirse agradecidos. Otros simplemente debían escribir sobre un tema neutro. Al cabo de ese tiempo, se apreció que las personas que habían practicado la gratitud referían sentirse un 25% más felices y satisfechas con la vida respecto a las que habían escrito sobre otros temas.

Según los expertos, la gratitud nos ayuda a valorar las cosas que tenemos y a centrarnos en los aspectos positivos, más que en las carencias. Al respecto, el psicólogo Erich Fromm, uno de los mayores expertos en este tema, afirmó: “si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”.

Además, mostrar agradecimiento puede tener un efecto positivo en nuestro entorno. Un estudio realizado en la Universidad de Pennsilvania concluyó que cuando las personas recibían un simple correo electrónico de agradecimiento aumentaba su disposición a volver a ayudar, de un 32% hasta un 66%. Es decir, que prácticamente se duplicaba. También se observó que lo que motivaba a las personas a brindar su apoyo era saber que eran apreciados y valiosos para alguien.

Por todas estas razones siempre es un buen momento para estar agradecido y, en concreto, Thanksgiving o el 11 de enero, resultan una excelente ocasión para recordarnos lo positivo de expresarlo y compartirlo con los que nos rodean. ¡Feliz Día Internacional del Agradecimiento!

 

Por Karla Islas Pieck
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Imagen: ©Shutterstock / Studio Romantic

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