Cuando suben las temperaturas, tienes un buen aliado: el repelente de insectos, que junto al bloqueador solar, el traje de baño, un buen sombrero y las gafas de sol, son parte del equipo básico en la época de calor. Pero no basta que el envase diga que sirve para alejar o eliminar los molestos -y muchas veces peligrosos- insectos. Aquí te damos una breve guía para que lo uses de la forma correcta.
Una salida al jardín, una reunión celebrando con una parrillada, o practicar un deporte al aire libre, son ocasiones de diversión y esparcimiento que disfrutamos al máximo durante los meses de verano pero que pueden convertirse en verdaderas pesadillas si no mantenemos a los molestos insectos alejados. Y los mosquitos, aunque son los más conocidos, no son los únicos. Hay que cuidarse de las hormigas, las garrapatas, pulgas, abejas, avispas, arañas, en fin.
Picaduras, picazón, dolor y hasta la transmisión de enfermedades como el dengue, el paludismo (también conocido como malaria), la enfermedad de Lyme, ciertos tipos de encefalitis como la encefalitis equina, y el virus del Nilo Occidental, entre otras, son posibles complicaciones si no tomas medidas para evitar las picaduras. ¿Sabes cómo sacar el máximo provecho del repelente de insectos? Sigue estos consejos que brindan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés):
1. Escoge el repelente adecuado. En el mercado encontrarás una gran variedad de productos con el propósito de ahuyentar a los insectos, pero no todos son iguales, ni sirven para mantener bajo control a todo tipo de insecto. Para saber cuál escoger, es necesario que revises la etiqueta y te fijes en el pesticida activo:
2. Sigue las instrucciones del fabricante. Es muy importante que sigas las especificaciones para evitar posibles reacciones adversas, como mencionamos previamente. Entre otros detalles, la etiqueta te indicará la cantidad y la frecuencia de la aplicación para que resulte más efectiva, así como posibles contraindicaciones. Muchos productos especifican que se pueden aplicar sobre la ropa y no directamente sobre la piel. Los CDC recomiendan que no uses el repelente en exceso, solamente la cantidad suficiente como para cubrir las áreas expuestas y sobre la ropa (NO recomiendan que se apliquen debajo de la ropa). La ropa tratada debe lavarse antes de volver a usarse. Y cuando regreses del paseo o de la actividad al aire libre, lava la piel tratada con agua y jabón. Se recomienda una buena ducha.
3. Si lo usas en combinación con otro producto, sigue el orden correcto. Si vas a estar a la intemperie y al sol, entonces probablemente uses un protector solar y un repelente. Muchas personas se aplican el repelente primero y el protector solar después. Sin embargo, los CDC recomiendan lo contrario: primero debe aplicarse el protector solar y luego el repelente. Hay productos que combinan ambas cosas (protección solar y de insectos), pero los CDC tampoco los recomienda, aunque te parezca más conveniente combinar los dos productos en un solo frasco. Una de las razones para usarlos por separado es que el protector solar debe aplicarse con más frecuencia que el repelente de insectos.
4. No escatimes, pero cuidado con ciertas partes del cuerpo. Cubre con mucho cuidado todas las áreas expuestas ya que los insectos, especialmente los mosquitos, pueden encontrar con facilidad esa parte que descuidaste. Evita que el producto entre en los ojos y en la parte interna de la mucosa de la nariz. Tampoco debes aplicarlo sobre heridas, cortaduras o piel irritada.
5. Ten cuidado especial con los niños. La Academia Americana de Pediatría especifica que los niños menores de 3 años no deben usar productos que contengan aceite de eucalipto de limón y los bebés de menos de 2 meses no deben usar los que contengan DEET. Si usas repelente en aerosol y se lo vas a aplicar a un niño, evita hacerlo directamente para que no le caiga en los ojos. Aplica el producto en tus manos, frótalas y entonces frota la piel del niño. Nunca apliques repelente en las manos de los niños, ya que ellos se las llevan fácilmente a los ojos.
6. Vuelve a aplicar, en caso necesario, y en la forma correcta. Especialmente si estás sudando mucho, entras y sales de la piscina o si los insectos vuelven a molestarte pasado un tiempo. Recuerda no aplicarlo en aerosol ni en interiores ni directamente en el rostro: aplícalo primero en las manos, y entonces frótalo por la frente, la nariz, la barbilla y las mejillas.
El repelente de insectos puede ser tu mejor aliado durante todo el año y especialmente en el verano, si tomas las precauciones debidas. Así evitas las molestias y el peligro y no perjudicas tu salud ni las de tus hijos.
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