Si observas a tus padres y abuelos, o el álbum familiar, no te será difícil determinar de quién heredaste la estatura o el color del cabello. Pero hay algo más que se hereda de la familia, aparte de las características físicas, los hábitos y las costumbres. Se trata de la tendencia a desarrollar ciertas condiciones de salud, entre ellas las que afectan al corazón. Es muy importante que conozcas el historial cardíaco o antecedentes de tus familiares cercanos y por ende, tu riesgo, para que puedas proteger a tu corazón.
Las enfermedades cardíacas también forman parte del árbol familiar. Y mientras más cercano el parentesco (padres, hermanos, abuelos), más aumenta el riesgo de desarrollarlas. Pero en lugar de desesperarte (no hay nada que podamos hacer para cambiar nuestra herencia genética, en este momento), enfócate en cambiar lo que sí puedes, tu estilo de vida, sin pasar por alto los chequeos médicos y las pruebas periódicas para no dejar nada al azar.
No hagas oídos sordos al aviso. Las enfermedades cardíacas son, según datos de la Organización Mundial de la Salud, la principal causa de muerte en todo el mundo y desafortunadamente la tendencia no se reducirá en un futuro próximo. Cada año mueren más personas debido a condiciones relacionadas al corazón que por cualquier otro motivo. En el 2008, por ejemplo, murieron 17.3 millones de personas por esa causa y se calcula que para el 2030 la cifra ascenderá a unos 23.3 millones.
Tanto la OMS como los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) coinciden en que muchas de esas muertes podrían evitarse si, conociendo los factores de riesgo, se tomaran las medidas necesarias. Con antecedentes familiar de enfermedades cardiovasculares, también tienes un mayor riesgo de ataques al corazón, apoplejías y otros problemas cardíacos. Y, como mencioné anteriormente, mientras más cercano es el parentesco (si tu madre, tu padre o tus hermanos han tenido enfermedades cardíacas a edad temprana), el riesgo es aún mayor.
¿Qué se considera una “edad temprana”? Según el Dr. Roger Blumenthal, director del Johns Hopkins Center for the Prevention of Heart Disease, es de menos de 55 años en un hombre, y de menos de 65 años en una mujer. Si tus dos padres han tenido problemas cardíacos antes de los 55 años, tu posibilidad de desarrollar enfermedades del corazón se eleva a un 50%.
En esos casos, tu profesional de la salud utilizará esa información para crear un programa de pruebas de control, periódicas y tempranas, que le ayuden a monitorear, por ejemplo, tus niveles de presión arterial, o de colesterol. Cuando éstos son elevados, especialmente el colesterol de baja densidad, pueden producir el bloqueo o estrechamiento de las arterias, aumentando así el riesgo para tu corazón. El Grupo de Trabajo sobre Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF), por ejemplo, recomienda que los hombres de 35 años en adelante se hagan exámenes de sangre para medir el colesterol. Pero si la persona tiene antecedentes familiares de enfermedad cardiacas tempranas, esta recomendación cambia: el USPSTF recomienda que tanto los hombres como las mujeres se hagan las pruebas de colesterol a partir de los 20 años de edad, 15 años antes de las normas establecidas para la población masculina general.
Lo que debes saber
Si las enfermedades cardíacas abundan en tu familia, entonces es conveniente que reúnas toda la información posible y la compartas con tu médico. Por ejemplo, fíjate en estas guías:
Las medidas que puedes tomar para protegerte
Es cierto: no puedes cambiar tus antecedentes familiares. Pero no te olvides los factores que ayudan a contrarrestar tu herencia genética. Entre las cosas que puedes hacer, están las siguientes:
Eso sí, no esperes para después. Empieza a tomar ¡ya! las medidas de precaución. Mientras más pronto empieces a hacerte las pruebas y los chequeos médicos indicados, a alimentarte mejor y a llevar un estilo de vida sano, más beneficios recibirás y más posibilidades tendrás de mantener la buena salud del corazón.
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