Tener los dientes más blancos se ha convertido en una nueva obsesión para los fanáticos de la belleza. Para recuperar el blanco perdido, hoy en día existen varios métodos para lograr ese blanqueamiento y la sonrisa que anhelas.
Los dientes sanos y blancos son sinónimos de belleza. Sin embargo, a pesar de que el color de nuestra sonrisa está determinado por los genes, también es cierto que los dientes cambian de apariencia a lo largo de la vida. Esta modificación en el esmalte ocurre por distintas razones. Las más comunes son los hábitos que llevamos – como fumar o tomar mucho café – o las causas naturales. Si tienes los dientes amarillos, ¡no te desanimes! Hoy en día, existen muchas opciones para blanquearlos o desmancharlos, aunque los resultados dependen de cada caso en particular.
Para empezar, vale la pena echarle un vistazo a los factores que alteran el color de tus dientes:
Existen varios productos para el blanqueamiento de los dientes. Varios de ellos se venden sin necesidad de receta médica: desde pastas de dientes, enjuagues, tiras que se aplican en los dientes, jaleas, charolas especiales para poner la jalea de venta libre o hechas a la medida; y procedimientos que puede realizar el dentista en su consultorio. Las pastas o cremas contienen sustancias abrasivas que pulen ligeramente los dientes. El resto de los productos contienen blanqueadores con agua oxigenada o peróxido de carbamida en diferentes concentraciones. El resultado depende de la concentración, el tiempo que se aplique y la frecuencia con la que se aplica. Los mejores resultados se obtienen cuando lo hace un profesional, pero mucha gente queda muy contenta con los otros productos. Desde luego que como es un procedimiento cosmético, no está cubierto por el seguro médico y puede ser costoso.
Algunas personas son sensibles a estos productos. No debes de usarlos sin consultar a tu dentista si desarrollas demasiada sensibilidad o te duelen los dientes o las encías antes de usarlos. Si eres alérgico al agua oxigenada, está contraindicado su uso. Nadie que tiene caries, infecciones, enfermedad en las encías o cualquier problema dental debe de usarlos sin que se resuelva el problema dental primero.
No se recomienda en niños menores de 16 años porque la cavidad pulposa (por donde pasa el nervio) hasta esta edad es más grande y el uso de estos productos puede causarles dolor.
Tampoco se recomienda en mujeres embarazadas o que están amamantando.
Las coronas, las resinas y otros tratamientos que hayas tenido anteriormente no se blanquean. A veces se requiere otro tipo de restauración si no quedas satisfecho. Es cierto que es importante es que te sientas mejor con tu imagen y con la magia de tu sonrisa. Pero recuerda que lo más importante es tu salud.
Imagen © Thinkstock / seoterra
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