Es hermoso ver crecer a los animales y a las plantas. Y gratificante contribuir a su desarrollo y prosperidad. Pero empujados por la vida moderna que aglomera a la población en torno a las grandes ciudades y la rodea de cemento, automóviles y carreteras, la vida rural y las tareas agrícolas son cada vez cosas más lejanas y desconocidas ¿Cuántos niños han visto crecer a una gallina, poner un huevo u ordeñar una vaca? Quizás nunca hayan visto a un animal de granja “real” y los conozcan sólo a través de las imágenes en los libros o en la televisión. ¿Cuántas personas han sembrado o recogido no ya una cosecha, sino el fruto de una sola plantita? Y sin embargo, hoy más que nunca, la población está más consciente de lo que se lleva a la boca y más al tanto del uso de los pesticidas, las hormonas y los aditivos que se agregan a los alimentos, y que pueden tener una repercusión directa en su salud.
Las personas que compran productos orgánicos buscan fundamentalmente dos cosas: que la producción del alimento sea más ecológica y que éste sea más seguro de consumir. Pero con los costos cada vez más altos, ¿se justifica el precio de los alimentos orgánicos?
Cada vez que visitas el supermercado y planeas tus menús, tienes la opción de adquirir un producto orgánico y el mismo tipo pero cultivado de manera convencional. ¿Por qué la diferencia de precio? En primer lugar, el cultivo de los alimentos orgánicos está regulado. Los agricultores necesitan certificaciones especiales para vender sus productos como orgánicos, y para obtenerlas tienen que mantener registros de producción, usar tierras que no han sido tratadas químicamente durante al menos tres años, usar semillas orgánicas, así como cumplir con regulaciones que evitan la contaminación de las cosechas.
Un mayor control de la forma de producción, implica mayor costo para el productor que se extiende entonces al consumidor, pero a cambio éste recibe las siguientes ventajas:
La decisión de pagar el precio adicional, que en los Estados Unidos puede oscilar entre un 50% y un 100% más que el producto convencional, queda a la discreción del consumidor. Para contrarrestar el efecto en el total de la compra, los expertos aconsejan que el presupuesto que puedas destinar a la compra de los productos orgánicos lo inviertas en aquéllos que consumes con más frecuencia, o en únicamente en los que tengan la mayor concentración de pesticidas. También se recomienda seleccionar productos orgánicos para la alimentación de las mujeres embarazadas, de los bebés, de los ancianos y, en general, de las personas cuyos sistemas inmunológicos estén comprometidos o en desarrollo y puedan ser más susceptibles a los aditivos y a los residuos de los pesticidas.
El Environmental Working Group (EWG por sus siglas en inglés), una organización no lucrativa con sede en Washington, Estados Unidos, dedicada a la información y protección del consumidor, recomienda precisamente la compra de productos orgánicos en el caso de las verduras o las frutas que se consuman con más frecuencia. También ha preparado una lista con aquellos productos con mayor cantidad de residuos de pesticidas para que el consumidor pueda optar por la versión orgánica siempre que pueda. Según el EWG, las frutas y los vegetales clasificados según el mayor o menor cantidad de insecticidas en los mercados estadounidenses son los siguientes:
Busca el sello original
Para que tengas la seguridad de que un producto sea realmente orgánico en Estados Unidos, busca el sello de Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés), un círculo con la inscripción USDA ORGANIC (o el equivalente en tu país) que garantiza que el producto se ha cultivado/crecido según los estándares de esa agencia. Si dice “Natural”, “Libre de hormonas”, “Free-range” (quiere decir que el animal no ha crecido en jaulas y ha podido deambular), significa solamente eso, no que se trate de un producto orgánico. Para que puedas entender bien la terminología “orgánica”, aquí te damos una pequeña lista que puede resultarte útil al seleccionar los alimentos:
No te sientas mal si el presupuesto familiar no te permite adquirir estos productos. Hay medidas que puedes tomar para limitar la exposición a los pesticidas y otros productos químicos.
Usa toda esta información la próxima vez que vayas de compras al supermercado para tomar tus decisiones y prepares todas tus comidas con la mayor calidad y seguridad posibles.
Imágen © iStockphoto.com / Jasmina
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