El acoso escolar -o bullying- es cualquier forma de violencia que ejercen dos alumnos en el contexto escolar, ya sea:
Un estudio reciente, publicado por la UNESCO, advierte que uno de cada tres escolares sufre acoso o violencia escolar en el mundo. El contexto es fundamental en el acoso escolar: si es violento, se favorecen actitudes y conductas violentas.
“En muchas ocasiones, se niega el acoso, aunque se produzca entre compañeros de la misma clase, porque ha sucedido fuera del colegio, o en las redes sociales. El problema es que, si no se hace nada, aumenta y se agrava. No se soluciona por sí solo, como sucede con cualquier tipo de violencia, ya sea escolar, en el entorno laboral, intrafamiliar o de género. Y la víctima sufren en silencio”, advierte Miguel del Nogal, psicólogo de la asociación Española de Prevención del Acoso Escolar (AEPAE).
La prevención del bullying ha mejorado en los últimos años. Ahora, existen protocolos en muchos colegios y centros educativos, en muchos casos por ley. Pero, como señala el experto, “ahora hay más sensibilidad; otra cosa es que estos protocolos puedan llevarse a cabo por ser poco concretos”.
¿Cómo detectar si nuestros hijos sufren bullying?
Si se produce:
“Muchos casos se denuncian a final de curso, pese a que la situación de acoso se ha producido durante todo el año. Por este motivo, es muy importante observar si estos primeros cambios en el comportamiento se producen a principio de curso”, subraya del Nogal.
¿Qué hacer cuando vamos a denunciar el bullying?
“Debe irse de menos a más: lo ideal es hablar con el maestro o tutor de nuestro hijo y preguntarle qué está pasando. Días después, volveremos a preguntar qué cambios se han producido. Si no cambia nada, volveremos a pedir otra reunión con el tutor a la que deben acudir ambos padres. Si, de nuevo, la situación sigue igual, pediremos hablar con un responsable, como el jefe de estudios o el director del colegio, para recabar más información y saber qué se está haciendo y qué se va a hacer tanto con nuestro hijo como el agresor o agresores: al agredido hay que dotarle de habilidades asertivas, de afrontamiento y comunicación, para que no se revictimice y aumente su desesperanza porque no vea cambios. Y, a los agresores, de habilidades para resolver de manera pacífica los conflictos, que tengan una alternativa”, resume.
¿Y si nada de esto funciona?
El experto recomienda entonces iniciar medidas legales, con denuncias. Generalmente, no se ponen en marcha para intentar preservar el anonimato de los niños. Por este motivo, el bullying es un problema infraestimado, ya que se producen muchos más casos de los que se denuncian.
El último paso, desde su punto de vista, es acudir a los medios de comunicación a denunciar.
En nuestro siguiente artículo te contamos cómo podemos ayudar a nuestros hijos ante el acoso escolar (bullying).
Por Javier Granda Revilla
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