Los perros suponen el más fiel sinónimo de amor, compromiso absoluto y desinterés. Cuando hay un perro en algún lugar, inmediatamente se producen cambios positivos en las personas. No es un misterio que estos animales nacen para dar amor y solo piden amor de vuelta. En esta ocasión, hablaremos de nuestros amigos peludos y todo lo que pueden hacer por nosotros… y nosotros por ellos.
Antes que nada, dejemos claro que no hay otro animal o ser vivo que haya estado con nosotros por tanto tiempo. Actualmente, hay evidencias que nos indican que hace más de 100 mil años comenzó una estrecha relación con los antepasados de los perros: los lobos. Hace 8000 años ya se tienen pruebas de que los humanos y los ya domesticados perros cazaban juntos. Y de acuerdo con un artículo de Nature, publicado hace unas semanas, se piensa que el proceso de domesticación de estos animales ocurrió en algún lugar de Asia.
Nos sacan del sedentarismo
Tener un perro supone muchos beneficios para nuestro bienestar:
Esto tiene una explicación. De acuerdo con múltiples estudios, tener un perro aumenta la actividad física y eso, a su vez, activa y mantiene funcional nuestro cerebro. Cuando hay aislamiento social (por una pandemia, por ejemplo o por trastornos mentales como la depresión u otras enfermedades) las posibilidades -y quizá ganas- de hacer actividad física se ven reducidas. “Tener un perro motiva a salir, a dar paseos” señala Tobe Fall, investigador de la Universidad de Uppsala, en Suecia.
Ahora, los adultos mayores pueden disfrutar de muchos de estos beneficios. En febrero del 2022 se publicó, en la revista PlosOne, un artículo que había estudiado a 11 mil japoneses de la tercera edad que eran dueños de un perro. Los investigadores observaron que tenían menos riesgo de tener discapacidad que aquellos que nunca han tenido un compañero de cuatro patas.
Las armas secretas perrunas
En conversaciones con Vida y Salud, la médico veterinario Fernanda Muñoz comenta que “cuando interactúas con tu perro la mayoría del tiempo estás feliz. Le entregas señales de eso y ellos se dan cuenta”. ¿Cómo se dan cuenta?
Los perros tienen una serie de características adaptadas específicamente a relacionarse con los humanos. Primero, físicamente poseen una serie de músculos en su “rostro”, que permiten ser leídos fácilmente por nosotros. Un estudio del 2019, publicado en la revista científica PNAS, señala que existen dos músculos inéditos alrededor de los ojos, que no están presente en los lobos. Así pueden hacer sus “caritas” moviéndolos para comunicar sus intenciones. Levantar las cejas y poner ese aire de tristeza cuando estamos comiendo.
No te engañes, es un proceso evolutivo para que sepamos exactamente lo que quiere. “Los perros son únicos respecto a otros mamíferos en su unión recíproca con los humanos, misma que se demuestra por las miradas mutuas, que no se observa con ningún otro animal” puntualiza Anne Burrows, Investigadora de la Universidad Duquesne en Pittsburgh, Estados Unidos y coautora del descubrimiento.
Otra habilidad que tienen estos caninos es su gran olfato. Los perros son capaces de discriminar, solo por el olor, con una precisión del 94%, cuando una persona está psicológicamente estresada. “Es la gran arma maestra que tienen los perros, su olfato” señala Fernanda. Con esto se abre un abanico de formas en la que los perros nos pueden ayudar. Muy interesante es el apoyo que pueden entregar a los veteranos de Estados Unidos, especialmente aquellos con estrés postraumático. Kerri Rodriguez y su equipo, del centro para la unión humano-animal de la Universidad de Purdue señalan en una última investigación que los perros de asistencia:
En entornos educativos y de hospitales, está siendo más frecuente tener perros de apoyo. Tienden a tener un resultado muy favorable en niños, los tranquiliza y motiva a tener un día mucho mejor.
Se realizó un experimento con niños que hace muy poco habían aprendido a leer. Cuando se les pedía que leyeran una página del libro a un perro, comparado a leérselo al profesor, se veía una mayor motivación, menos errores y una sensación de nerviosismo menor.
Esto se ha visto históricamente en perros de ayuda que logran reconocer cuando una persona tiene un episodio de epilepsia, o arritmias cardiacas, entre otros. De la misma manera, al entrenarlos pueden ayudar realizando actividades simples, que pueden salvarnos la vida. Tales como:
“Si eliges tener un perro, debes considerarlo como parte de la familia, no es un mueble, ellos dependen de nosotros. No piensan en el futuro. Asumen que siempre estarás allí para ellos. No te piden nada y te dan todo” puntualiza Fernanda.
Por Carlos Diego Ibáñez
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