El cáncer y sus tratamientos provocan numerosos síntomas que aunque molestos e inconvenientes, no ponen en peligro la vida del paciente. Otros, sin embargo, requieren atención inmediata, incluso, una visita a la sala de emergencia. ¿Los conoces? Hablemos de este importante tema.
Dicen que cada persona es un mundo, y tienen razón. En particular, cada paciente con cáncer es único: su tipo de tumor, el tratamiento que necesita y su forma de reaccionar al mismo es diferente a otros pacientes, incluso con el mismo tipo de cáncer. Además, los distingue la forma personal de sobrellevar los síntomas y los efectos secundarios causados por la condición, los tratamientos y los medicamentos que deben tomar. Algunos llaman ante cualquier cambio que notan, por pequeño que sea. Otros, por el contrario, soportan estoicamente y por desconocimiento, y hasta por pena, prefieren “aguantar” antes que llamar al doctor.
Ningún paciente, y especialmente los pacientes con cáncer, pueden darse el lujo de ignorar un síntoma, especialmente si surge uno nuevo o uno que ya tenía empeora, sin consultar con su médico, un miembro de su equipo u oficina cuantas veces sea necesario.
Una cosa es experimentar náusea, cansancio y dolor muscular y otra muy diferente es tener fiebre con un sistema inmunológico (de defensa) comprometido, delirar o sangrar abundantemente de forma espontánea. Es importante que tanto el paciente como las personas que la cuidan estén al tanto de las señales que no pueden esperar y que requieren acción inmediata.
Otros síntomas que requieren atención inmediata son náusea o diarrea que no se contienen con los medicamentos indicados para combatirlas, debilidad extrema o que afecta a una parte del cuerpo, decoloración de la piel o erupciones, así como lesiones producidas por un golpe o accidente.
Aunque hay síntomas generales como la fiebre o la náusea que afectan a la mayoría de los pacientes con cáncer, hay otros que son específicos a cada tipo de cáncer. Por esta razón, después de establecido el diagnóstico, el oncólogo (el médico especializado en cáncer) debe discutir con su paciente las señales y los síntomas específicos que experimentará, los que sufrirá a consecuencia del tratamiento y cuándo debe acudir a la sala de emergencia sin perder tiempo.
Las personas al cuidado del paciente también deben estar al tanto de estos síntomas y señales. Es una buena idea tomar los siguientes pasos:
La prudencia y el sentido común son los que deben prevalecer: es preferible preguntar y reportar un síntoma nuevo, o uno que antes era manejable y ha empeorado, que mantenerse en silencio. Un dolor de cabeza puede no significar gran cosa en un tipo de paciente, pero en el caso de otro con cáncer cerebral o una metástasis potencial al cerebro, es vital que el doctor esté al tanto.
Un síntoma es una señal de aviso. No lo ignores. Infórmate, pregunta y no tengas ni miedo ni vergüenza. Se trata de tu vida y por ese motivo, tu oncólogo(a) y su equipo estarán más que dispuestos a ayudarte en el proceso.
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