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El cáncer y sus tratamientos provocan numerosos síntomas que aunque molestos e inconvenientes, no ponen en peligro la vida del paciente. Otros, sin embargo, requieren atención inmediata, incluso, una visita a la sala de emergencia. ¿Los conoces? Hablemos de este importante tema.

Dicen que cada persona es un mundo, y tienen razón.  En particular, cada paciente con cáncer es único: su tipo de tumor, el tratamiento que necesita y su forma de reaccionar al mismo es diferente a otros pacientes, incluso con el mismo tipo de cáncer.  Además, los distingue la forma personal de sobrellevar los síntomas y los efectos secundarios causados por la condición, los tratamientos y los medicamentos que deben tomar. Algunos llaman ante cualquier cambio que notan, por pequeño que sea.  Otros, por el contrario, soportan estoicamente y por desconocimiento, y hasta por pena, prefieren “aguantar” antes que llamar al doctor.

Ningún paciente, y especialmente los pacientes con cáncer, pueden darse el lujo de ignorar un síntoma, especialmente si surge uno nuevo o uno que ya tenía empeora, sin consultar con su médico, un miembro de su equipo u oficina cuantas veces sea necesario.

Una cosa es experimentar náusea, cansancio y dolor muscular y otra muy diferente es tener fiebre con un sistema inmunológico (de defensa) comprometido, delirar o sangrar abundantemente de forma espontánea.  Es importante que tanto el paciente como las personas que la cuidan estén al tanto de las señales que no pueden esperar y que requieren acción inmediata.

Los síntomas que requieren una visita a la sala de emergencia:

  • Temperatura de 101º F (38.3 o C) o más alta, que dura más de una hora.  Puede indicar la presencia de una infección debida a la disminución en los niveles de glóbulos blancos en la sangre, ocasionados principalmente por la quimioterapia, y también por la radiación. Conviene actuar de inmediato para evitar una infección generalizada (o sepsis que puede ser mortal). Esta se identifica si, además de la fiebre, el paciente tiene dificultad para respirar, se siente confuso, tiene dolor abdominal y el corazón le late rápidamente.
  • Sangrado excesivo, ya sea por la nariz, las encías o por el recto o nota varios moretones, especialmente si se presenta con letargo o dificultad para respirar
  • Confusión, alucinaciones y/o cualquier tipo de cambio mental
  • Convulsiones, sobre todo si se presentan con visión borrosa, letargo y somnolencia (puede indicar una inflamación cerebral)
  • Dolor o presión en el pecho, falta de aire, sudoración, cambios en el ritmo cardíaco. Cualquier síntoma que pueda estar relacionado con el corazón, requiere atención inmediata y una llamada al teléfono de emergencia.  Los síntomas no necesariamente tienen que estar asociados al cáncer, sino que pueden deberse a un ataque al corazón.

Otros síntomas que requieren atención inmediata son náusea o diarrea que no se contienen con los medicamentos indicados para combatirlas, debilidad extrema o que afecta a una parte del cuerpo, decoloración de la piel o erupciones, así como lesiones producidas por un golpe o accidente.

Aunque hay síntomas generales como la fiebre o la náusea que afectan a la mayoría de los pacientes con cáncer, hay otros que son específicos a cada tipo de cáncer. Por esta razón, después de establecido el diagnóstico, el oncólogo (el médico especializado en cáncer) debe discutir con su paciente las señales y los síntomas específicos que experimentará, los que sufrirá a consecuencia del tratamiento y cuándo debe acudir a la sala de emergencia sin perder tiempo.

Las personas al cuidado del paciente también deben estar al tanto de estos síntomas y señales.  Es una buena idea tomar los siguientes pasos:

  • Tener a la mano los nombres, los teléfonos y las direcciones de los doctores para poder comunicarse con ellos en cualquier momento que sea necesario
  • Preguntar cómo pueden comunicarse con el equipo médico fuera de las horas de oficina
  • Mantener una carpeta con la información del paciente, el nombre y el número telefónico del oncólogo, las medicinas que toma en caso de que necesiten acudir al hospital y de esta forma facilitar que se le preste atención médica
  • Después de un visita a la sala de emergencia, hay que planear una visita con el oncólogo lo antes posible para que esté al tanto de lo sucedido y le indique el tratamiento a seguir

La prudencia y el sentido común son los que deben prevalecer: es preferible preguntar y reportar un síntoma nuevo, o uno que antes era manejable y ha empeorado, que mantenerse en silencio.  Un dolor de cabeza puede no significar gran cosa en un tipo de paciente, pero en el caso de otro con cáncer cerebral o una metástasis potencial al cerebro, es vital que el doctor esté al tanto.

Un síntoma es una señal de aviso. No lo ignores.  Infórmate, pregunta y no tengas ni miedo ni vergüenza.  Se trata de tu vida y por ese motivo, tu oncólogo(a) y su equipo estarán más que dispuestos a ayudarte en el proceso.

 

Imagen © Thinkstock / monkeybusinessimages

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