La amapola es una flor que se ha usado por muchos años a lo largo del mundo (con una gran tradición en países asiáticos, como China) sobre todo por sus propiedades sedativas. De ella, también se pueden usar las semillas por sus beneficios nutricionales y gastronómicos. Aprende lo que dice la ciencia de estas bolitas negras.
En inglés se le conoce como poppy y una de sus especies, de nombre científico Papaver somniferum, es la que produce semillas comestibles y también la goma de opio (que se extrae del bulbo que aparece luego de la muerte de la flor que es generalmente roja).
Esta goma contiene poderosos alcaloides con múltiples usos, el más conocido es la morfina, que se usa desde tiempos muy antiguos como analgésico y narcótico. Normalmente esta es la parte que más se usa de esta planta y hay que partir de que casi todo el uso de ella se concentra en tratamientos para combatir el dolor, calmar los nervios, relajar (incluso dormir o sedar) y, también es una droga muy poderosa e ilegal (cuando se transforma en heroína).
Uno de los otros componentes que tiene esta planta (la codeína) se usa incluso en medicinas infantiles contra el dolor, a pesar de que se receta con frecuencia y se usa indiscriminadamente, como si fuese segura, se requieren más estudios para saber que lo es plenamente y, sobre todo, a esas edades (ya que los estudios que existen han dado resultados mixtos).
Pero hablemos de las semillas, que contienen también algunos niveles de este alcaloide pero hasta ahora no se les conocen efectos adversos, intoxicaciones o mayores problemas para la salud (salvo reacciones alérgicas, en la gente que es alérgica). Aunque, hay que decir, que sí se podrían registrar rastros de opioides en las pruebas de sangre en las personas que han consumido las semillas y luego se han hecho exámenes toxicológicos.
Según las tradiciones antiguas podrían tener también los efectos que se le atribuyen al resto de la planta (en menores cantidades): ayudar contra el estrés, calmar, ser analgésicas, narcóticas, antiespasmódicas, anti-diarréicas, antitusivas y ¡hasta se les ha llamado afrodisiacas!, pero la concentración de opioides en ellas es tan pequeña que no parecen tener mayor efecto en quien las come y no hay suficientes estudios que lo comprueben.
Estas pequeñas bolitas de un negro azulado se venden comúnmente en las tiendas, súper mercados y ahora algunos sitios que venden los que llaman: súper foods. Se han usado por mucho tiempo en repostería debido a que decoran los panes y los pasteles y aportan un sabor sutil, como de nuez, así como una textura crujiente. Son muy populares y además se sabe también que aportan nutrientes como proteínas, minerales (como hierro, magnesio, sodio, potasio, zinc, fósforo y calcio), carbohidratos y fibra a las dietas de quien las consume.
Por cada 100 gramos de semillas de amapola encontramos 22.7% proteínas, 48% grasas y 9.8% carbohidratos, Omega-3 y Omega 6 y es una buena fuente de lecitina. Por cada 100 gramos, encontramos 533 calorías.
Las semillas tienen pocas aplicaciones médicas (contrario a la goma, tan famosa) y la evidencia científica que existe es muy dudosa sobre si pueden funcionar o no para preservar la salud. Se han hecho pruebas con animales y seres humanos usando aceite de semilla amapola en estos casos:
En cuanto a la semilla de amapola, no hay dosis establecidas, ni se sabe qué cantidad podría ser perjudicial para la salud de los adultos y/o los niños. Curiosamente se usa en forma de aceite como un agente inyectable aprobado para diagnósticos médicos (este último si está aprobado por la FDA).
El uso de ninguna parte de la amapola no se recomienda en el embarazo ni en la lactancia, aunque en repostería, sus ingredientes son tan bajos, que no se considera problemático si se consume en cantidades pequeñas.
Si tienes alguna alergia a componentes de la familia de las papaveráceas o bien, otras semillas como las del girasol o el ajonjolí te han causado problemas de salud, es mejor que las evites. Se sabe que incluso podrían provocar anafilaxis (reacciones alérgicas graves con varios síntomas que podrían ocasionar la muerte). Aunque estas reacciones suceden muy pocas veces (0.1% de la población según un estudio publicado en 2010 de investigadores de la Escuela de Medicina Mount Sinai de Nueva York).
Recuerda que la amapola en sí tiene un compuesto muy fuerte que puede causar alucinaciones y efectos sedantes, así que las semillas también podrían provocar reacciones fuertes como hinchazón, dificultad al respirar, vómitos o lagunas mentales. Se recomienda evitarlas si tomas antidepresivos, otros opiáceos o analgésicos y hay quien incluso ha sugerido que el té de semillas de amapola puede incentivar la adicción en pacientes que de por si ya sean (o hayan sido) dependientes a los opiáceos.
Como siempre, si tienes dudas, acude a tu médico. Él o ella te puede orientar sobre qué te conviene y qué no conviene usar, comer, tomar o aplicarte. Recuerda que todo, incluso los remedios naturales que a veces parecen más seguros, pueden ayudar o perjudicar tu salud. Además, por ejemplo, la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) tampoco tiene lineamientos en cuanto al uso de las semillas de amapola, no regula las hierbas y suplementos, algunas tienen contaminantes como plomo o no contienen lo que dicen. Y, si ya estás tomando algo déjale saber.
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