La tensión o presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es uno de los factores que puede causar ataques cardíacos. Por eso es tan importante cuidar que se mantenga dentro de los parámetros o rangos considerados aceptables. Aquí te contamos por qué ocurre esto y cómo puedes prevenir la presión alta para proteger a tu corazón de un infarto.
Cada vez que Juan Carlos se reúne a almorzar con su familia, no hace más que elogiar lo sabrosa que está la comida, e inmediatamente después se queja: “lástima que no puedo ponerle sal ni azúcar”.
Juan Carlos tiene que cuidarse de la tensión o presión arterial alta, que pone en riesgo su salud cardíaca, y una de las formas es limitando el consumo de sal y de azúcar, que hacen que la tensión arterial aumente.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Para establecer la presión arterial se toman dos medidas: la sistólica (o presión sistólica) y la diastólica (o presión diastólica). La presión arterial se mide de acuerdo a como el corazón bombea la sangre. Al nivel máximo de presión se le llama presión sistólica, y es posible medirlo cuando se tiene el manguito del tensitómetro o baumanómetro (el aparato medidor) alrededor del brazo entre el hombro y el codo inflado hasta que desaparece el pulso. Cuando se escucha el primer latido con el estetoscopio, esa es la presión sistólica. Al seguir desinflando el manguito se continúa escuchando el latido hasta que para. Cuando se deja de escuchar, el momento en que el corazón está en reposo, entre un latido y otro, esa es la presión mínima, es la presión diastólica.
De acuerdo a los niveles de presión arterial que se registren, se considera:
La hipertensión arterial no suele tener síntomas, pero puede causar problemas serios al organismo. Por ejemplo, es una de las causantes de lo que se denomina ateroesclerosis o enfermedad arterial coronaria, que se produce cuando las paredes de las arterias se vuelven más gruesas y menos flexibles por el depósito de grasa y lo que se conoce como placa. Algo así como el sarro que se forma en las cañerías. Al engrosarse las paredes de las arterias, la sangre tiene menos espacio para pasar, lo que incrementa la presión sobre las paredes y limita la cantidad de sangre que llega al corazón.
Esto, además, puede provocar la formación de coágulos sanguíneos que en algún momento de su recorrido pueden no encontrar espacio para pasar y detienen el flujo sanguíneo que debería llegar al corazón.
Cuando la sangre (que lleva oxígeno) no llega al corazón se producen los denominados infartos o ataques cardíacos. Por eso es tan importante controlar la presión arterial.
Además, las arterias dañadas por la aterosclerosis pueden limitar la cantidad de oxígeno que llega a otras partes del cuerpo. Por eso, por ejemplo, pueden verse afectados el cerebro o los riñones.
Afortunadamente, con algunas modificaciones en tus hábitos y estilo de vida puedes controlar la presión arterial y, de ser necesario, tomar los medicamentos que te indique el médico. Por ejemplo, además de evitar la sal – como hace Juan Carlos – puedes tomar otras medidas preventivas, como:
La dieta sana y el ejercicio son dos factores clave para mantener no sólo la presión arterial controlada sino también todo sistema cardiovascular saludable, y además te aportarán otros beneficios para la salud.
Aunque al principio pueda parecer difícil, intenta realizar cambios graduales en tus hábitos, pero que sean duraderos. Verás que con el tiempo tu cuerpo te demostrará la recompensa por tu esfuerzo. ¡No dejes que tu corazón falle!
Ultima revisión: 2018
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