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Si estás recibiendo tratamiento para combatir algún tipo de cáncer, posiblemente te preguntes si debes o puedes hacer ejercicio. También es probable que te sientas cansado/a, desganado/a y hasta deprimido/a, entonces ni siquiera has contemplado la posibilidad de hacer ejercicios físicos y te preguntas si realmente son necesarios. En este artículo te contamos por qué es importante que hagas un esfuerzo y te mantengas activo/a a pesar del cáncer.

Se sabe que hacer ejercicio es muy saludable y que aporta varios beneficios para la salud física y mental a cualquier edad. La recomendación general para los adultos es que hagan al menos dos horas y media de actividad física moderada a la semana. Pero cada persona es diferente, y se recomienda que se ajusten estos tiempos de acuerdo a la situación particular.

Sobretodo si tienes cáncer. ¡Imagínate! Si a las personas sanas les cuesta trabajo embarcarse en un programa de ejercicios y mantener la rutina, es aún más difícil para quienes tienen algún tipo de cáncer y están bajo tratamiento. Esto puede ocurrirte no sólo porque la enfermedad misma podría hacer que te debilites, sino también porque el tratamiento que la combate podría hacer que te sientas cansado/a o podría causarte otras molestias.

¿Significa esto que si tienes cáncer debes abandonar el ejercicio? Definitivamente no, a menos que te lo indique tu médico. En general, el ejercicio es bueno y hasta necesario y puede ayudarte a sentirte mejor tanto física como emocionalmente, incluso para pasar por el tratamiento con mejor estado de animo y con mejor predisposición para enfrentar la enfermedad.

Por su puesto, de acuerdo al tipo de cáncer que padezcas y/o a qué tan avanzada esté tu enfermedad o a la etapa del tratamiento en el que te encuentres, es posible que no puedas hacer cualquier tipo de ejercicio o, por lo menos, es necesario que tengas en cuenta ciertos cuidados para evitar que te lastimes.

Además, una cosa es que no te dejes vencer por el cansancio y otra muy distinta es estar realmente agotado/a. Tu mismo/a debes darte cuenta de tus límite y si notas que el ejercicio te está haciendo sentir peor o te causa dolor, entonces descansa y cambia tu rutina.

Para sentirte más seguro/a, antes de comenzar cualquier tipo de ejercicio consúltalo con el o la especialista que te está atendiendo, para que pueda decirte qué es lo más conveniente en tu caso, si debes evitar algún tipo de movimiento o esfuerzo y cuáles pueden hacerte sentir más animado.

Recuerda que existen, básicamente, cuatro tipos de ejercicios: aeróbicos, de fortalecimiento, de equilibrio y de estiramiento.

Los ejercicios aeróbicos (como correr, caminar y montar en bicicleta) elevan el ritmo cardíaco y, cuando los combinas con ejercicios de fortalecimiento, te ayudan a incrementar tu masa muscular, a eliminar grasa y a mejorar tu metabolismo (que es el proceso que usa el cuerpo para obtener o producir energía por medio de los alimentos que consumes). Ten en cuenta que cuando tienes cáncer tal vez no tengas fuerza para hacer 30 minutos de ejercicios aeróbicos seguidos, pero sólo 10 son suficientes para que te sientas mejor: no hace falta que te exijas de más.

Los ejercicios de fortalecimiento, como su nombre lo indica, ayudan a fortalecer los músculos y evitan o retrasan la pérdida de masa muscular que ocurre con el paso del tiempo. Son, básicamente, los que se realizan con pesas o aparatos y son particularmente importantes para las mujeres que reciben quimioterapia, ya que en ellas la densidad en sus huesos se pierde más rápidamente que en las mujeres sanas.

Por su parte, los ejercicios que te permiten mantener un buen equilibrio son ideales para poder moverte libremente y evitar las caídas (con las lesiones y complicaciones que pueden causar, especialmente en aquellos casos donde hay pérdida de masa muscular). Además, estos ejercicios te ayudarán a estar protegido/a ante los mareos que pueden provocarte ciertas medicinas que se utilizan para el tratamiento.

Por último, los ejercicios de estiramiento no sólo ayudan a mantener la flexibilidad sino que en ciertos casos pueden acelerar la recuperación del movimiento de algunas partes del cuerpo, luego de haber sido operadas.

En cualquiera de estos casos, es importante que consultes con tu médico ya que él o ella te conoce y te puede asesorar. Pregúntale sobre las ventajas y las desventajas de practicar la rutina que estas eligiendo, qué movimientos y actividades debes evitar y cuáles son los ejercicios que pueden ayudarte más en tu caso en particular. Luego, anímate a mantenerte activo y sigue disfrutando los buenos momentos a pesar del cáncer.

 

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