El horno de microondas ha causado desde su inicio una verdadera revolución en la cocina porque facilita y acorta considerablemente el modo de cocción de los alimentos, pero también se ha dicho que la radiación que emite puede ser nociva a las personas. Entérate de lo que tienes que hacer para usar tu microondas con seguridad y sacarle el mayor partido posible.
Aunque los efectos a largo plazo de los hornos de microondas tienen que estudiarse más, los efectos a corto plazo han sido investigados en profundidad por la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), que lleva a cabo pruebas en sus propios laboratorios para asegurarse de que las personas pueden usarlos sin peligro. Su conclusión es que puedes usarlos con seguridad, aunque tomando algunas precauciones para evitar contratiempos y lesiones.
Los hornos de microondas emiten ondas de radio de una frecuencia extremadamente alta, que pueden reflejarse en ciertas superficies o son transmitidas o absorbidas por ellas. El metal refleja las ondas que traspasan sin embargo el cristal y los materiales plásticos. Cualquier cosa que contenga humedad, (grasa, azúcar, agua) absorbe la energía de las ondas. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, las vibraciones que se producen en las moléculas líquidas del alimento son tan rápidas que crean suficiente calor para cocinarlo.
Es cierto que los niveles de radiación elevados pueden ser peligrosos. Pero según la FDA, la radiación que emiten los hornos de microondas por centímetro cuadrado es mucho menor que la que producen las máquinas de rayos X en los hospitales.
De todas formas, es importante que uses el sentido común con tu horno de microondas para no hacerte daño y aprovecharlo al máximo. No lo uses, por ejemplo, para alimentos que deben dorarse o tostarse, como papas fritas o tortillas de maíz. Y recuerda que los alimentos se calientan mucho en el horno de microondas. Deja que se enfríen unos minutos antes de manipularlos, especialmente los líquidos, que pueden derramarse hirviendo y causar quemaduras graves.
Además, asegúrate de que la puerta del horno de microondas esté bien cerrada antes de echarlo a andar. Si no cierra bien, busca a un técnico para que solucione el problema o compra uno nuevo. Y trata de no quedarte de pie frente al microondas mientras está funcionando. Mientras más alejado estés, te expondrás a menos radiación.
Si sigues estas sencillas recomendaciones, podrás ahorrar tiempo en la cocina sin perjudicar tu salud. No te olvides de leer cuidadosamente las instrucciones del fabricante antes de usar el horno de microondas o cualquier otro electrodoméstico casero.
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