En un mundo cada vez más interconectado, se abren muchísimas posibilidades para conocer a personas nuevas, con intereses concretos y sin importar su edad, sexo, religión o localización geográfica. Al mismo tiempo, y paradójicamente, la soledad se ha transformado en una epidemia, tal como lo definió el Cirujano General de los Estados Unidos (CG) el año pasado. Las cifras son, cuando menos, llamativas, porque casi la mitad de los adultos se sienten solos, especialmente los jóvenes.
Pero esta soledad puede tener impacto en nuestra salud. Ahora un nuevo estudio, realizado en Escocia y publicado en la prestigiosa revista BMC Medicine, ha revelado que existe vínculo entre nuestras conexiones sociales y la duración de nuestras vidas. Los investigadores analizaron datos de más de 450,000 participantes y evaluaron cinco indicadores de soledad y concluyeron que no tener visitas de familiares o amigos estaba asociado con una mayor mortalidad por todas causas y por enfermedades cardiovasculares.
Durante un seguimiento medio de 12.6 años, se registraron 33,135 muertes, incluyendo 5112 por enfermedades cardiovasculares. Los resultados indicaron que todos los aspectos de las conexiones sociales, ya sean funcionales o estructurales, se asociaron de manera independiente con la mortalidad general y las enfermedades cardiovasculares. Además, se pudo observar que aquellos que tenían visitas con una frecuencia mensual o menor mostraron un mayor riesgo de mortalidad, sugiriendo que la frecuencia de estas visitas podría tener un impacto crítico en la salud.
La investigación también destacó que las personas que viven solas y experimentan aislamiento estructural simultáneamente presentan un riesgo especialmente elevado de mortalidad. La soledad, cuando se combina con la falta de visitas de amigos/familiares, resultó ser un factor de riesgo significativo, lo que subraya la complejidad de los vínculos sociales y sus efectos en la salud.
El Dr. Josep Lluís Conde Sala, investigador en el Departamento de Psicología del Desarrollo y de la Educación de la Universitat de Barcelona, en declaraciones al Science Media Center de España, explica que hay dos aspectos del estudio son especialmente relevantes:
Por su parte, la Dra. Elvira Lara Pérez, profesora ayudante doctora en el Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid, añadió que “si bien los resultados están en la línea de trabajos previos que destacan la importancia de los factores sociales como predictores de mortalidad, este estudio mostró el relevante papel de la ausencia de visitas de amigos y familiares en personas que viven solas en comparación con otros aspectos estructurales de la conexión social. Los autores concluyen que la evaluación combinada de los factores de conexión social puede ser útil para identificar aquellas poblaciones de mayor riesgo”.
Por Karla Islas Pieck
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