Cruda se parece al cus-cus y muchos la consideran el alimento perfecto. Se trata, ni más ni menos, de la sencilla quinoa, pequeña en apariencia, pero enorme por su aporte nutritivo y la variedad de formas en que puede prepararse. Fue el alimento principal de los incas, pero es ahora que su fama se ha extendido al resto del mundo que la ha recibido con los brazos abiertos. ¿Por qué no la pruebas tú?
Si estabas buscando una alternativa sana para añadir a tu mesa, ya la encontraste. Haz la prueba con la quinoa, un alimento con muchas proteínas, que puede ser consumido por celíacos (que no toleran el gluten), diabéticos, personas con problemas del corazón o con sobrepeso y por los amantes de la buena mesa, curiosos por probar sabores milenarios y un poco exóticos.
Se cree que la quinoa ya era cultivada y consumida por los pueblos de la región Andina de América del Sur hace alrededor de 5.000 años. Fue el alimento básico de la cultura inca y hoy su uso se ha extendido por todo el mundo.
Por su forma se parece a las semillas: su grano es pequeñito, de color crudo, y al cocinarse se rompe en forma parecida a los mini copos de maíz. Su sabor es suave y fresco, y al comerla da una sensación de liviandad, como si estuvieras consumiendo algún vegetal y no un cereal. Por eso es ideal para usarla en ensaladas durante el verano, en vez del arroz, del trigo o de algún otro cereal. En invierno, la quinoa no tiene por qué desaparecer de la mesa. Una opción exquisita es incluirla en las sopas, sustituyendo a los fideos.
Si todavía no te has convencido, aquí te contamos más detalles sobre la quinoa:
En general, puedes conseguir quinoa en granos que deben ser cocidos. Una opción sencilla y rápida es hervirlos como si se tratara del arroz. Hay que agregar dos o tres tazas de agua por cada taza de quinoa. Luego de unos 20 o 30 minutos de hervor, ya estará lista para servir. Otra alternativa rápida y cómoda es agregar un puñado (un manojo) a tus sopas, unos minutos antes de retirarla del fuego.
La quinoa se puede comer fría o caliente. Combínala con cualquier alimento que se te ocurra. Queda muy sabrosa en ensaladas, combinadas con queso y vegetales. Algunos las prefieren con otras legumbres y en guisos… deja volar tu creatividad y sorpréndete con este milenario alimento que le agregará sabor, nutrientes y originalidad a tus platos.
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