¿En qué entorno viven tus hijos? ¿Viven en un hogar seguro, con padres que les brindan amor, apoyo y comprensión? O por el contrario, ¿son testigos de peleas y violencia verbal o física? ¿Tu esposo(a) o tú sufre de depresión crónica? No hay personas ni hogares perfectos. Cualquiera puede atravesar una etapa difícil y sentirse deprimido durante un tiempo. O perder los estribos de cuando en cuando. No nos referimos a eso, sino a hogares que desafortunadamente no hagan al niño sentirse seguro y protegido, al ser víctima o testigo de violencia. O de padres que, a su vez víctimas de la depresión, no puedan atender adecuadamente a las necesidades ni físicas ni emocionales del hijo.
A raíz de este nuevo estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, en Indianápolis, Estados Unidos, cuyos resultados se publicaron en la edición en línea del mes de febrero de la revista JAMA Pediatrics, se pone en primer plano la relación entre el entorno y la salud mental. Los resultados fueron los siguientes:
La investigación incluyó a 2,400 niños de 3 años de edad a quienes sus padres llevaron a cuatro clínicas pediátricas distintas en la comunidad. Mientras esperaban en la consulta de los pediatras, los padres llenaron formularios sobre sus antecedentes de depresión y violencia doméstica.
En las respuestas a los formularios, unos 58 padres dijeron que antes de que el niño cumpliera los 3 años, en su casa hubo episodios de depresión y violencia doméstica. Alrededor de 69 afirmaron que sí hubo violencia doméstica y 704 informaron haber sufrido síntomas de depresión durante ese período. Un 66 por ciento de los padres afirmó que en el hogar no hubo ni depresión ni violencia. Entre las familias participantes:
Cabe destacar que el estudio mostró solamente una asociación, pero no probó una relación de causalidad entre la violencia doméstica y/o la depresión y la probabilidad de un diagnóstico de TDAH. Sin embargo, los expertos están de acuerdo de que la investigación se agrega a la ya extensa literatura que demuestra que las experiencias tempranas de la vida pueden tener consecuencias profundas en el desarrollo del cerebro.
Si un niño experimenta los síntomas del TDAH: impulsividad, hiperactividad, dificultad para prestar atención y concentrarse, así como dificultades en la escuela y para relacionarse con los demás compañeros, los padres deben buscar ayuda profesional, y consultar con el pediatra o incluso los consejeros y o psicólogos del colegio. Lo importante es establecer un diagnóstico y comenzar el tratamiento lo antes posible.
Además, hay que hacer un esfuerzo por proteger la calidad del ambiente en el hogar. Si una casa es grande, moderna o está ubicada en un barrio de lujo no importa si dentro de ella no hay ni armonía ni paz, y los niños no se sienten protegidos y queridos en ella.
Si en tu hogar se vive un ambiente de violencia, y si por cualquier circunstancia estás atravesando por una depresión, busca ayuda, no solamente por ti, sino por la salud mental y emocional de tus hijos.
Imágen © iStockphoto.com / Josh Rinehults
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