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Las recomendaciones recientes sobre no hacerles mamografías a las mujeres entre los 40 y los 49 años de edad han comenzado a tener repercusiones negativas, de acuerdo a nuevos estudios. Aquí te contamos cuáles son las ventajas de las mamografías y porqué es importante que te hagas controles periódicos.

La mamografía o mamograma es un tipo especial de radiografía que se hace de los senos para detectar si existe algún tumor, mucho tiempo antes de que tenga un tamaño suficientemente grande para que pueda sentirse al tacto.

Como cualquier radiografía, las mamografías emiten radiaciones, que pueden ser perjudiciales para la salud. Esta fue una de las razones por las cuales considerando que el riesgo del cáncer del seno es muy bajo en mujeres jóvenes, estos estudios no están recomendados en mujeres menores de 40 años, además de que las jóvenes tienden a tener los senos muy densos y no se obtienen imágenes de gran utilidad. Existen otro tipo de estudios que no emiten radiaciones, como los estudios de resonancias magnéticas que se pueden realizar en ellas y, si se encuentra un bulto, se puede hacer un ultrasonido.

En el caso de las mujeres mayores, en cambio, el riesgo disminuye y los beneficios que puede aportar una mamografía son superiores, sobre todo después de los 50 años de edad. Por eso, se recomienda que las mujeres a partir de esta edad se realicen mamografías anuales para la detección temprana del cáncer del seno.

En base a esto y otros criterios que discutimos en una columna aquí en Vida y Salud, la Preventative Services Task Force de Los Estados Unidos (USPSTF) había recomendado — en 2009 — que las mujeres entre los 40 y los 50 años no se hicieran mamografías porque consideraban que los riesgos eran mayores que los beneficios. Sin embargo, apenas unos años después, esta sugerencia ya comienza a tener resultados negativos y controversiales.

Es sabido que cuanto antes se detecte el cáncer de mama, más sencillo puede resultar su tratamiento. Incluso, hay estudios que indican que las mamografías en las mujeres entre los 40 y los 50 años reducen la posibilidad de que la mujer deba practicarse una mastectomía, que es una operación mediante la cual se extrae parte o todo el seno, para tratar o prevenir el desarrollo de un cáncer.

Después de la recomendación de la USPSTF, los especialistas de varios hospitales (como University Hospitals at Case Medical Center, University of Colorado, por ejemplo) que analizaron el número de mujeres que se han hecho mamografías para la detección del cáncer del seno han reportado que ha habido un descenso. Esto indica que son más mujeres las que tendrán menos posibilidades de detectar el cáncer de mama de manera temprana, cuando hay más posibilidades de tratarlo y de obtener mejores resultados. Ya que de las que si se han realizado la mamografía que tienen entre 40 y 50 años, ellos han diagnosticado a varias con cáncer que tendrán la posibilidad de iniciar su tratamiento tempranamente.

Además, se ha calculado qué tan grave podría ser el efecto de hacer este estudio y se concluyó que hacer una mamografía anual durante 40 años seguidos equivale, en riesgo de muerte, a fumar medio cigarrillo durante la vida de la persona. Es decir que, probablemente, la mamografía es el estudio radiográfico que menos radiación tiene.

Si a esto se suma que se han demostrado los beneficios del diagnóstico temprano del cáncer, varios expertos consideran que realmente vale la pena realizarla. Según un estudio publicado en The Oncologist, si el tumor se detecta cuando todavía no es palpable, mediante algún estudio como la mamografía, la resonancia magnética o la ultrasonografía (ecografía), es posible curarlo en el 99% de los casos.

En esta publicación, la recomendación es que te realices controles a partir de los 30 años, con una ecografía anual; a partir de los 40 es preferible agregar una mamografía por año, y en caso de haber factores de riesgo personales o familiares, iniciarlos a los 20 años con ecografía anual y resonancia magnética cada cinco años, más pruebas genéticas. Obviamente debes hablar con tu médico para que te asesore en tu caso particular.

Entonces, ¿vas a seguir esperando?, ¿cuándo te hiciste tu última mamografía?, ¿ya has tenido tu primera experiencia con este estudio?, ¿hay antecedentes de cáncer de mama en tu familia?, ¿visitas regularmente a un especialista para que te examine? Lo importante es que hables con tu médico.

Si no lo haz hecho todavía, anímate y que no te de vergüenza. Verás que a la larga puede resultar efectivo y podrás decir, junto con el refrán: “más vale prevenir que remediar”.

Imagen © Pixabay.com / AlarconAudiovisual

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