La temperatura es uno de los aspectos clave de los hospitales. El objetivo es que tanto trabajadores sanitarios como pacientes y acompañantes se sientan cómodos, sin sentir frío intenso o calor excesivo, que pueden perjudicar la recuperación e, incluso, permitir que aparezcan infecciones.
La climatización de hospitales tiene diferentes objetivos, como:
Existen numerosas guías y recomendaciones sobre las temperaturas ideales, como el HVA Design Manual for Hospital and Clinics, publicado la American Society of Heathing, Refrigerating and Air-Conditioning Engineers (ASHRAE).
En España, la normativa recomienda que, en todo el centro sanitario, se sitúe entre los 24 y los 26º (75-79F). En quirófano, la temperatura debe ser más baja y oscilar entre los 22 y los 26º (71-79F). En las unidades de cuidados intensivos (UCI), se recomienda que estribe entre 22 y 24º (71-75F)
Las temperaturas recomendadas varían según el clima. Por ejemplo, en zonas cálidas húmedas, como Yucatán (México), se recomienda que las salas de espera estén a 21.79º (71.2F) para lograr el mejor confort térmico.
Debe tenerse en cuenta que una temperatura muy baja -tanto en hospitales como en los hogares- puede tener impacto en la salud, inflamando los pulmones e inhibiendo la circulación sanguínea, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias como:
¿Qué es una temperatura baja?
Los expertos señalan que es aquella por debajo de 18º. Personas mayores, niños y bebés y pacientes con enfermedades crónicas son especialmente vulnerables al frío, por lo que debe extremarse su cuidado y vigilar que estén bien abrigados.
¿Y qué sucede si la temperatura es elevada?
Si se superan los 23º, el aire está más seco, aumentando la incomodidad. Además, el gasto energético es muy superior.
¿Y en nuestro hogar?
La temperatura en casa se recomienda que se sitúe entre 18-24º (64-75F), aunque puede variar por diferentes factores, como:
En Europa, existen diferentes normativas sobre el uso de climatización y los motivos de salud y de impacto ambiental. Otras regiones del mundo están comenzando a ponerlas en práctica también, como México.
En invierno, lo ideal es que la temperatura en casa sea de 20-22º (68-72F)
En verano, la temperatura suele estar más alta para ahorrar energía y costos, entre 22-24º (72-75)
Si no estás en casa, es buena idea reducir la temperatura en invierno y aumentarla en verano, entre los 15-18º (59-64F). Así, ahorrarás dinero y energía.
Para dormir, las preferencias dependen de cada persona, pero se recomienda una temperatura entre 18-21º (64-70F).
Por Javier Granda Revilla
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