Estos son síntomas típicos de una gastroenteritis, que puede ser causada tanto por bacterias como por distintos tipos de virus. Si la produce un tipo específico, el norovirus, el caso es más grave porque no hay ni vacuna ni tratamiento para combatir este tipo de gastroenteritis, sólo se pueden tratar los síntomas. Por eso es importante que sepas cómo prevenir la infección.
Seguramente has visto en las noticias como un viaje de vacaciones en un crucero puede de pronto convertirse en una pesadilla si los pasajeros contraen una gastroenteritis, o sea una inflamación del tracto gastrointestinal (estómago e intestino delgado) que provoca: vómitos, diarrea y dolor abdominal. El causante de estos síntomas casi siempre es un virus, y muy frecuentemente, se debe a los norovirus. Si los estragos que causa en el mar son molestos y numerosos, ¡en tierra el norovirus no se queda atrás!
En una investigación de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) en Estados Unidos se encontró que la infección con norovirus estaba causando un aumento en las visitas a las salas de emergencia en los niños menores de 5 años, que se presentaban con vómitos y diarreas severos. Se calcula que tan sólo en Estados Unidos el norovirus es responsable de alrededor de 1 millón de visitas a emergencia cada año. Hay muchos de millones más en el resto del mundo.
Los resultados de la investigación, publicados el New England Journal of Medicine, indican además que, por primera vez, las visitas médicas por infección con norovirus superan a las causadas por el rotavirus (un virus que también causa vómitos y diarreas intensas en los bebés y en los niños). ¿A qué se debe la diferencia? Pues que sí existe una vacuna para el rotavirus que está funcionando bien en la población, por lo que el contagio con el rotavirus se ha reducido. De allí la importancia que los padres estén alertas. O sea, tus hijos pueden contagiarse con el norovirus, para el que todavía no existe una vacuna, por lo que tu mejor arma es la prevención.
Los norovirus son un grupo de microbios que pueden causar gastroenteritis (un tipo de “gripe o flu” estomacal), o intoxicación alimenticia. Anteriormente, la infección por norovirus se conocía como “Virus de Norwalk”, ya que recibió el nombre por un brote de la enfermedad en una escuela en Norwalk, Ohio, en 1968.
La infección por norovirus puede afectar a cualquier persona y es extraordinariamente contagiosa Según el informe de los CDC, bastan unas 18 partículas del norovirus para infectar a una persona (en comparación, hacen falta de 100 a 1,000 partículas del virus de la influenza para causar infección). Y las personas que la contraen pueden seguir propagando el virus incluso cuando ya empiezan a recuperarse de los síntomas. Entre estos se incluyen:
Cuando la persona se infecta con el norovirus se empieza a sentir mal rápidamente. Los síntomas comienzan generalmente unas 24 a 48 horas después del contagio, pero pueden aparecer tan pronto como 12 horas después de haber sido expuesta al norovirus. Como mencionamos anteriormente, cualquiera puede contraerla, pero los niños tienden a vomitar y a tener diarreas más violentas y por lo tanto, se deshidratan mucho más rápidamente. Por lo general, los síntomas duran de uno a dos días, pero recuerda que todavía es posible que otras personas se contagien por lo que es importante tomar precauciones.
El norovirus, que se encuentra en las heces y el vómito de la persona infectada, se transmite rápidamente de una persona a otra. Los expertos de los CDC explican que el virus es tan contagioso que simplemente al descargar la taza sanitaria se lanzan cientos de partículas al aire. Por eso, hay que extremar la higiene y los cuidados tanto del enfermo como de las personas a su alrededor. La propagación ocurre de diferentes formas, entre ellas:
Todavía no existe una vacuna contra el norovirus. Tampoco una medicina para tratar la infección. Solamente se pueden tratar o mejorar los síntomas. Los niños con diarrea y/o vómitos, deben beber mucho líquido para evitar la deshidratación. Si tienes un bebés o un niños muy pequeños, debes comunicarte de inmediato con tu pediatra para que esté al tanto de lo que sucede y si es necesario, te recomendará incluso, que lo lleves a una sala de emergencia.
Para controlar el contagio dentro del hogar, estas son algunas medidas que puedes tomar:
Con tu atención y cuidados, los síntomas desaparecerán en un período corto. Pero si por más que te esfuerces, el niño no se está recuperando, si continúa vomitando fuertemente y la diarrea no cesa, es importante que acudas a una sala de emergencias.
Imagen © iStock / Renphoto
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