Fatiga, cansancio, agotamiento… cualquiera que sea el nombre con el que describas a esa sensación de desplome y falta de energías, se trata del efecto secundario más común del cáncer y afecta a un 90 por ciento de los pacientes. Aún así, se puede manejar y mejorar.
El cansancio relacionado con el cáncer no es el mismo que se produce después de una actividad intensa y que se alivia con el reposo y el sueño. Es mucho más profundo, debilitante y pernicioso. Es el más común de los efectos secundarios del cáncer y de los tratamientos que se emplean para combatirlo, y puede variar en intensidad de un paciente a otro, puede presentarse esporádicamente o manifestarse de forma continua. A veces, se prolonga mucho después que el tratamiento ha terminado.
Por lo general, en el cansancio relacionado con el cáncer no basta que el paciente duerma o repose para encontrar alivio. En sus formas más intensas, afecta a la persona no solamente desde el punto de vista físico, sino también en el plano emocional y social. Es comprensible, ya que resulta difícil funcionar normalmente cuando faltan la energía, la motivación, las “ganas” para realizar las tareas más sencillas y la persona se siente exhausta, tiene dificultad para concentrarse, recordar y coordinar ideas, lo que encima le produce ansiedad.
Los pacientes por lo general le comunican a su oncólogo o al médico que los trata los síntomas que experimentan en cada visitas. Ese es el momento ideal para comunicarle cuánto cansancio sienten y para procurar encontrar formas de mejorarlo. Es importante que entiendan que esa fatiga no significa necesariamente que el cáncer ha empeorado o que ha regresado.
¿Por qué el paciente se siente tan cansado? El agotamiento que afecta a la mayoría de las personas que sufren de cáncer se debe a los efectos secundarios de los tratamientos (como la radiación y la quimioterapia) o, a veces, al cáncer mismo. Las causas varían de persona a persona y a menudo se deben a cambios en el metabolismo. Algunos cánceres aumentan las demandas de energía del organismo, debilitan los músculos y alteran los niveles de las hormonas. Otros cánceres liberan proteínas llamadas citoquinas que se asocian con el aumento de la fatiga o cansancio.
Queda todavía mucho que aprender sobre el cansancio relacionado con el cáncer, pero podría deberse, entre otras causas, a la destrucción de las células sanas además de las células cancerosas que se destruyen durante el tratamiento y a la cantidad de energía que el organismo emplea en reparar y sanar los tejidos dañados. La anemia, la náusea, los vómitos, el dolor, el insomnio y los cambios de estado de ánimo que a menudo ocurren durante o después de las terapias y los tratamientos también contribuyen a la fatiga.
Entre las causas más comunes del cansancio relacionado con el cáncer están:
Una vez terminado el tratamiento para el cáncer, la mayoría de los efectos secundarios desaparecen, o se van mejorando progresivamente. Con la fatiga no es tan fácil. La Asociación Americana Contra el Cáncer (American Cancer Society) estima que alrededor del 30 al 50 por ciento de los sobrevivientes de cáncer experimentan un cansancio persistente durante meses (e incluso años). El primer paso es, es buscar la ayuda del médico o especialista. Él o ella ayudarán a determinar la causa del cansancio teniendo en cuenta el tipo de tratamiento recibido y sus efectos conocidos. Una prueba de sangre, por ejemplo, puede determinar si el paciente sufre anemia o alguna otra deficiencia que se pueda corregir.
Otras medidas a tomar son las siguientes:
El tratamiento del cáncer es un proceso que implica numerosos retos físicos, como superar la fatiga o cansancio. Sigue estas recomendaciones y los consejos de tu médico para que puedas desempeñarte cada día de la manera más normal posible hasta que te recuperes por completo. Una actitud positiva también te ayudará a superar el cansancio. Aunque por ahora el cáncer te agote, cobra fuerzas al pensar que al final serás tú quien gane la batalla.
Imagen © iStock / Igor Stevanovic
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