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Una de las claves en la dieta para diabéticos es controlar las porciones o raciones de la comida. Un asunto a veces difícil para los latinos en Estados Unidos, pues solemos recordar nuestras raíces con grandes comilonas y además vivimos en una nueva cultura donde las porciones de los restaurantes son realmente abundantes. Y, desgraciadamente, la moda norteamericana de los grandes platos se está extendiendo por todo el mundo. En Vida y Salud te damos algunos consejos para que logres mantener las porciones bajo control y también tu diabetes. Lo puedes lograr.

A la hora de comer, algunos latinos siguen manteniendo los hábitos de su tierra natal, mientras otros se han “americanizado”. Pero si eres diabético, debes tener cuidado con cualquiera de los dos tipos de comida. Por un lado, la dieta latina, aunque es sana si se sabe manejar, es especialmente rica en almidones, grasas saturadas y es poco amiga de los vegetales en grandes cantidades. Y por otro lado, la dieta estadounidense es igualmente rica en grasas trans, azúcares simples y también, pocos vegetales. Y ya sabemos que esos alimentos, en exceso, son especialmente nocivos para la diabetes. Pero no te asustes. Hay cosas de ambas que si puedes comer.

No se trata de que una dieta sea mejor que la otra, sino de aprender a controlarlas y acomodarlas a nuestra condición. Estos consejos te ayudarán.

Traduce las porciones ideales a la vida real. Cuando un nutricionista te recomienda una dieta, o prefieres seguir la de algún libro para diabético, no siempre te explican exactamente a qué se refieren con las palabras “porción”, “onza”, “taza”, “pequeño”. Que no te de vergüenza preguntar, pues ahí está la clave para que tus porciones sean realmente lo que deben ser. Para ayudarte a tener una idea más clara, te brindamos algunos ejemplos que varios nutricionistas han usado para ilustrar las porciones o equivalencias a las que se refieren para usar en la vida real:

  • Una porción de pan es igual a 1 rebanada, no más
  • Una papa pequeña es la que puedes agarrar completamente con una mano.
  • Una tortilla pequeña debe ser del tamaño de un CD
  • Una porción de arroz, pasta o vegetales debe ser igual al tamaño de tu puño
  • Una porción de fruta consiste en una naranja o una manzana de tamaño mediano (igual que una pelota de tenis) o media taza de fruta fresca (igual al tamaño de media lata de conserva)
  • Una pechuga de pollo o una porción de carne de 3-4 onzas deben ser del tamaño de una baraja de cartas
  • Una onza de aguacate debe ser el tamaño de un lápiz nuevo
  • Una porción de lácteo equivale a una taza de leche descremada o a una taza de yogurt sin grasa o sin azúcar
  • Una porción de queso es igual a una rebanada o a un trozo del tamaño de un dado
  • Una porción de grasa se traduce en 1 cucharadita de aceite o 1 tirita de tocino
  • Una porción de dulce puede traducirse en 1 galleta pequeña, 1 dona simple o 1 cucharada de jarabe de arce (maple syrup en inglés)

Pequeño siempre es mejor. Cuando comes fuera de casa, donde no puedes controlar las porciones exactas, trata siempre de pedir las porciones más pequeñas de todo (hasta de las bebidas) o comparte con alguien. Y cuando estás en una reunión familiar y no te aguantas las ganas de repetir, elegir un plato pequeño te ayudará a controlar las cantidades y te dará la sensación de que comiste suficiente.

Si no lo has hecho todavía, visita a un nutricionista para que te ayude a diseñar una dieta especial para ti. Y no olvides de pedirle que te explique tu nueva dieta en detalle, incluyendo en qué se traducen las porciones indicadas en ella. Lo demás depende de ti. ¡Vas a ver lo bien que te sientes cuando la empieces a seguir y el control de azúcar ni hablar!
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Imagen: ©Shutterstock / Tatjana Baibakova

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