Las almohadas blandas, los edredones y las cobijas suaves les brindan a los adultos comodidad, abrigo y placer. Por eso algunas personas piensan que pueden cumplir la misma función en la cuna del bebé. Es un gran error: dormir con mantas e incluso con muñecos de peluche no es seguro para los niños pequeños. Aquí te contamos qué hacer para que tu bebé duerma sin correr riesgos.
Seguramente quieres darle a tu bebé los mejores cuidados y la mayor comodidad para que duerma como un angelito. Los niños pequeños pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo, por eso su habitación debe ser el cuarto más seguro del hogar. ¡Imagínate que los recién nacidos duermen alrededor de 16 horas por día o más, en períodos de dos a cuatro horas!
Entonces, ¿qué cuidados debes tener al elegir el lugar donde dormirá el bebé y cómo hay que acondicionarlo para que sea realmente seguro? No es tan difícil. Sólo debes tener en cuenta algunas sencillas medidas de seguridad con respecto a la cuna, su ubicación y el modo en que acuestas al niño, y así todos podrán dormir más tranquilos. He aquí algunas de ellas:
Una vez que la cuna cumpla con todas estas recomendaciones y esté ubicada en su lugar, debes recordar algunas medidas más al acostar a tu bebé para evitar problemas.
Uno de los mayores temores de toda mamá y papá es el denominado síndrome de muerte súbita. Para evitarlo, los expertos recomiendan acostar al bebé boca arriba, nunca boca abajo, aunque es posible que alguna persona mayor te haya recomendado esto mismo, ya que es lo que se lo que se aconsejaba en el pasado. Además, al acostar al bebé por la noche, asegúrate de alternar la posición de su cabeza: apóyala una noche sobre el lado derecho y a la siguiente sobre el izquierdo.
Considera utilizar un pijama para bebés u otra vestimenta de dormir, sin ninguna otra cobertura. Si utilizas una manta o cobija, ten cuidado de que sea delgada y sólo llegue hasta el pecho del bebé. Asegúrate de que la cabeza quede siempre sin cubrir.
Ahora sí, a dormir tranquilos y a despertarse sólo para comer, de acuerdo a los períodos que te haya recomendado el pediatra que está siguiendo la evolución y el crecimiento de tu bebé.
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.
Imagen © iStock / FamVeld
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