Muchas personas saben que es importante manejar los productos animales con cuidado para prevenir enfermedades. Pero menos gente sabe que las frutas y los vegetales crudos se pueden contaminar con gérmenes dañinos como la Salmonella, la E. Coli y la Listeria, que también nos pueden causar enfermedades. Por eso, es importante seguir una serie de recomendaciones para evitarlo. Sigue leyendo para informarte.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA) dice que los productos frescos se pueden contaminar de muchas formas:
La FDA recomienda, si es posible, que selecciones productos agrícolas que no estén magullados o dañados y, de preferencia, que los pedazos pre-cortados (como las bolsas de lechuga o las rebanadas de sandía) estén refrigeradas o en hielo en la tienda y en casa.
El producto más seguro para comer es el cocinado, el siguiente más seguro es el lavado. Se deben lavar las frutas y los vegetales bajo el agua corriente, aunque no pienses comerte la cáscara.
Y siempre separa las frutas y las verduras de la carne, las aves, los pescados y los mariscos crudos cuando vayas de compras y los pongas ya sea en la bolsa de alimentos o en el carrito de compras.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan:
Aunque el calor puede desactivar a los microorganismos, el agua caliente no parece ser más efectiva que el agua fría para estos productos y podría afectar su calidad, la única diferencia sería si se está cocinando la fruta o la verdura.
En cuanto a las frutas y los vegetales congelados, no es necesario enjuagarlos antes de comerlos. Lo que sí es importante es seguir las instrucciones del paquete sobre cómo manejarlos, incluyendo si se cocinan.
Hay personas que están más vulnerables a enfermarse de estos productos si tienen gérmenes dañinos, incluyendo a los niños menores de 5 años, a las mujeres embarazadas, a las personas de 65 años y mayores, y a las personas con sistemas inmunes debilitados.
Los síntomas podrían incluir: dolor abdominal, diarrea (que podría contener sangre), vómito, fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular.
Una infección severa por la bacteria podría causar también confusión, rigidez de cuello, convulsiones y falta de balance.
Obviamente, si se desarrollan síntomas es necesario buscar ayuda médica y, si son severos, acudir a una sala de emergencia.
Pero, desde luego, lo mejor es seguir las recomendaciones para prevenir que se desarrolle una enfermedad.
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