En los últimos años
Muchas de nuestras abuelas tenían que usar sábanas viejas cortadas en trozos y veían su vida cotidiana muy limitada cuando tenían su periodo menstrual. A principios del siglo XX surgieron las primeras toallas sanitarias desechables, pero eran muy incómodas y requerían del uso de un cinturón especial para sujetarlas. Nuestras madres pudieron usar compresas o toallas sanitarias un poco menos complejas y, algunas de ellas, vivieron la revolución de los tampones. Ya no era necesario quedarse en casa cuando todo el mundo iba a darse un chapuzón a la alberca, pileta o piscina o poner pretextos para no ir a la playa cuando tenían la regla.
En las últimas dos o tres décadas las compresas desechables han mejorado mucho. Sus sistemas de sujeción a la ropa interior son cada vez mejores. Algunos modelos tienen “alas”, que las mantienen en su lugar por más tiempo y reducen el riesgo de manchado. Y son cada vez más compactas y absorbentes.
Recientemente se ha popularizado mucho en varios países el uso de una alternativa mucho más ecológica y sostenible: la copa menstrual. Aunque no es para nada nueva -se tienen datos de los primeros prototipos hechos de caucho que datan de hace casi un siglo- su uso no se había popularizado. Quizá porque no resultaba práctica en esa época o precisamente porque ganaban terreno las alternativas desechables, algo similar a lo que ha pasado con los pañales para los bebés.
Sin embargo, la evolución de este dispositivo con materiales cada vez más confortables y formas más anatómicas y prácticas para su colocación y retirada, así como la creciente preocupación de la población por buscar alternativas con menos impacto ambiental, la han postulado como una opción muy atractiva en los últimos años.
¿Qué es y cómo funciona?
La copa menstrual, como su nombre lo indica, es un dispositivo fabricado normalmente de silicona de uso médico, cuyo propósito es recoger la sangre menstrual. Es maleable y esta diseñada para adaptarse a la musculatura de la vagina. Se inserta de forma similar a un tampón y se puede quedar alojada durante unas 8-12 horas.
Entre sus principales ventajas, además de las ecológicas y económicas derivadas de ser un producto reutilizable durante varios meses o años si se le dan los cuidados adecuados, es que es muy cómoda -una vez insertada prácticamente pasa desapercibida para su usuaria- y favorece el equilibrio de la flora intestinal.
Existen diferentes tallas, que varían según fabricante, y pueden ser usadas por adolescentes desde sus primeras reglas hasta por mujeres que han tenido varios partos vaginales o que se aproximan a la etapa del climaterio o menopausia. Si no estás segura de qué medida o modelo es adecuado para tí, puedes consultar con tu matrón/a o ginecólogo/a.
Según explica la Dra. Elisa Llurba, jefa del Grupo Medicina Perinatal y de la Mujer del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau – IIB Sant Pau, de Barcelona (España) y directora médica del la clínica de medicina funcional beDona, la copa menstrual es una alternativa muy segura, que ofrece muchas ventajas:
Inconvenientes
Aunque se trata de un dispositivo con muchas ventajas, su uso no está exento de dificultades, entre ellas destacan:
Por Karla Islas Pieck
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