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El cáncer de riñón es uno de los más frecuentes y se calcula que, actualmente, se diagnostican más de 430 mil casos cada año en todo el mundo. Según las estimaciones de la Sociedad Americana Contra el Cáncer se detectarán alrededor de 79,000 casos nuevos de este tipo de tumores durante el 2022 y, aproximadamente, un total de13,920 personas -8,960 hombres y 4,960 mujeres- morirán debido a esta enfermedad.

En España se diagnostican anualmente unos 7 mil casos de los cuales 5 mil son varones y 2 mil mujeres, según ha detallado a Vida y Salud la doctora Aranzazu González del Alba, oncóloga médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, entrevistada con motivo del Día Día Mundial del Cáncer de Riñón, que se conmemora el 16 de junio.

A diferencia de otros tipos de cáncer, gran parte de los tumores renales tienen un pronóstico bueno. De hecho, actualmente se podría hablar de una tasa de curación cercana al 60 por ciento. Es decir, que unos 6 de cada 10 enfermos de cáncer de riñón consiguen vencer la enfermedad gracias a los tratamientos actuales. En el caso de los pacientes que se diagnostican en fase 1, la tasa de supervivencia a los 5 años es del 75%.

Pero incluso en los tumores que se detectan en fases más avanzadas, algunos de ellos cuando han generado alguna metástasis en otro órgano del cuerpo, la supervivencia ha mejorado mucho en los últimos años, según comenta la doctora González del Alba. “Hasta hace pocos años, antes de que tuviéramos disponibles tratamientos con inmunoterapia, las tasas de supervivencia a 5 años eran muy pobres. Hoy casi la mitad de los pacientes con metástasis están vivos a los 5 años tras el diagnóstico”.

Afecta el doble que a hombres que a mujeres

El cáncer de riñón se suele detectar a partir de los 60 años de edad. Sólo en algunos casos raros -principalmente cuando existen muchos casos en una misma familia- se suelen ver pacientes por debajo de los 45 años. Afecta mucho más a los hombres que a las mujeres y se sabe también que es más común en los estadounidenses de raza negra y los nativos de Alaska.

Los principales factores de riesgo que se conocen para esta enfermedad son:

Y uno de los problemas a los que se enfrentan los médicos es que es un tipo de tumor que normalmente se diagnostica de manera incidental. Es decir, que se detecta cuando una personas se hace una persona una prueba radiológica -como una ecografía, un TAC o una resonancia magnética- por cualquier otro motivo y ahí aparece el tumor. Es por ello que se considera un tumor “silencioso” ya que los pocos síntomas que da, como la presencia de sangre en la orina o el dolor en un costado del cuerpo, suelen aparecer cuando la enfermedad ya está muy avanzada.

Aún así, aproximadamente en el 70% de los casos el tumor se detecta cuando aún está en una fase inicial, mientras que el 30% restante se diagnostica ya con metástasis, añade la doctora González del Alba.

Retos de la investigación

Dada la dificultad para detectar estos tumores, uno de los principales retos de la investigación actualmente consiste en encontrar lo que los especialistas denominan “marcadores precoces de diagnóstico”. Esto significa, encontrar algún parámetro que pudiera ayudar a los médicos a detectar este tumor mediante, por ejemplo, una prueba de sangre o de orina aunque no existan síntomas.

Además, otro de los objetivos de los científicos en este campo es conseguir predecir qué tratamiento dará mejores resultados en un paciente en concreto, lo que también requiere de grandes esfuerzos de investigación, según indica la doctora González del Alba, que es también presidenta del Grupo Español de Oncología Genitourinaria (SOGUG, por sus siglas en inglés).

“Actualmente disponemos de diferentes opciones de tratamiento y no tenemos biomarcadores que nos puedan ayudar a predecir quién responderá mejor a una terapia y quiénes mejor a otra. Hay algunos estudios que nos dan algunas pistas, pero tenemos un gran camino por recorrer para poder disponer realmente de una medicina de precisión, como la que ya tenemos por ejemplo en cáncer de pulmón o de mama”.

El SOGUG lleva más de dos décadas trabajando en la investigación de los tumores genitourinarios: próstata, vejiga, riñón y testículo, principalmente. Además de ofrecer actividades académicas a los médicos, realiza una labor de divulgación y formación dirigida a los pacientes y sus familiares.

Este grupo científico es líder internacional en la investigación de este tipo de tumores y colabora con sociedades científicas tanto europeas como americanas. Según detalla su presidenta, entre sus principales objetivos para los próximos años, el SOGUG pretende estrechar lazos con los especialistas de América Latina tanto para poner el marcha nuevos proyectos de investigación como actividades divulgativas para pacientes.

 

Por Karla Islas Pieck
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Imagen: ©Shutterstock / Peakstock

 

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