¿Alguna vez te has quedado atrapado haciendo scroll infinito en Instagram y, al levantar la vista, has pensado: «tengo un problema, soy adicto»? Es un sentimiento común y cargado de culpa. Sin embargo, tenemos una noticia que podría cambiar tu perspectiva: es muy probable que lo que llamas adicción a las redes sociales sea, en realidad, solo un hábito muy arraigado.
Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports sugiere que usar la etiqueta de «adicto» a la ligera puede ser contraproducente. De hecho, creer erróneamente que sufres una patología podría estar robándote la confianza necesaria para soltar el teléfono.
El peligro de llamarlo adicción a las redes sociales
La investigación, liderada por Ian A. Anderson y Wendy Wood, analizó a más de 1,000 adultos. Los resultados fueron reveladores: mientras que el 18% de los participantes creía tener una adicción, solo el 2% cumplía realmente con los criterios clínicos.
El problema es que, cuando nos etiquetamos falsamente con una adicción a las redes sociales, tendemos a sentirnos impotentes. El estudio demostró que las personas que usaban esta etiqueta sentían menos control sobre sus acciones y más culpa, lo que paradójicamente dificultaba cambiar su comportamiento.
La Dra. Natalia Martín-María, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), explica en declaraciones al Science Media Center de España este fenómeno y por qué es vital distinguir los términos:
“El estudio recientemente publicado en Scientific Reports informa de que la mayoría de las personas sobrestiman su uso adictivo de la aplicación Instagram cuando, en realidad, no cumplen con los criterios diagnósticos para ello (el 18 % cree que es adicto cuando solo el 2 % satisface los requisitos)”.
Diferencia entre hábito y adicción a las redes sociales
Es fácil confundirse. Pasamos horas frente a la pantalla y eso afecta nuestro día a día. Pero, clínicamente, no es lo mismo un uso excesivo de pantallas que una adicción química o comportamental severa.
La experta aclara que el tratamiento para una adicción real podría no servir para la mayoría de nosotros:
“La mayor implicación práctica del trabajo es que aboga por dejar de usar el término de adicción para referirse a este tipo de comportamientos que más bien informan de un hábito o, en este caso, de un uso problemático de las redes sociales. Por lo tanto, los tratamientos centrados en combatir la adicción a las redes sociales podrían no resultar eficaces para la mayoría de las personas que, según los hallazgos del estudio, no presentarían dicha adicción”.
Para saber si realmente hablamos de adicción, la experta señala criterios específicos como la abstinencia severa: “Entendida principalmente como la presencia de abstinencia ante la falta o la prohibición de la sustancia, en este caso el uso de Instagram, y la presencia de problemas en la vida diaria derivados del uso de dicha aplicación”.
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Recupera el control: rompe el hábito
Si no es una enfermedad, significa que tienes más poder del que crees. No eres víctima de una adicción a las redes sociales incurable, sino dueño de un hábito que puedes modificar.
El estudio y los expertos sugieren estrategias de «fricción» para romper el automatismo. Martín-María recomienda acciones sencillas pero potentes:
“Para reducir el tiempo frente a la pantalla se proporcionan algunas recomendaciones tales como: cambiar la configuración de las redes sociales para detener las notificaciones, colocar el teléfono fuera de la vista o usar el modo de escala de grises para crear fricción de diseño”.
¿Qué pasa con los jóvenes?
Una limitación importante de este estudio es que se realizó en adultos (media de 44 años). Sabemos que el cerebro adolescente es diferente y más vulnerable.
“La limitación más importante del estudio es que la muestra está conformada por personas mayores de edad con una media de 44 años. Sería altamente recomendable poder replicar este estudio con una muestra de jóvenes y adolescentes (…) Esta es la población que más uso suele hacer de plataformas del estilo de Instagram y que, por tanto, se sitúa como más vulnerable a presentar una utilización excesiva e inadecuada de ellas”.
En resumen, la próxima vez que te sientas culpable por usar mucho el móvil, respira. No te juzgues como un «adicto». Verlo como un mal hábito es el primer paso para sentirte capaz de cambiarlo.
Preguntas Frecuentes
¿Cuál es la diferencia entre hábito y adicción a las redes sociales? La adicción implica un síndrome de abstinencia severo y una pérdida total de control que daña gravemente la vida diaria. El hábito es una conducta automatizada por repetición. Según el estudio, la mayoría de la gente tiene un mal hábito, no una adicción clínica.
¿Por qué siento que no puedo dejar de mirar el celular? A menudo es por automatismo. Las aplicaciones están diseñadas para captar tu atención. Al etiquetarte erróneamente como «adicto», puedes sentir una falsa impotencia (baja autoeficacia) que te impide tomar medidas sencillas para corregirlo.
¿Qué puedo hacer para reducir mi uso de Instagram? Los expertos recomiendan crear «fricción»: desactiva todas las notificaciones, pon la pantalla en blanco y negro (escala de grises) y deja el teléfono fuera de tu alcance visual cuando tengas que concentrarte o descansar.
Por Karla Islas Pieck
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