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Los analgésicos podrían no funcionar bien con el dolor crónico, o sea aquel dolor que no pasa con el transcurso del tiempo. La Mayo Clinic nos habla sobre los tipos de medicamentos y las tácticas que pueden considerarse como parte del control a largo plazo del dolor crónico.

Tomar decisiones sobre la posible terapia medicamentosa para el dolor crónico implica analizar la causa del mismo y saber qué tipo de fármaco sería provechoso. Los analgésicos generalmente funcionan bien para el dolor de cabeza o el que es consecuencia de una lesión o una cirugía, pero esos mismos medicamentos pueden perder su eficacia con el tiempo y hasta empeorar el dolor o provocar efectos secundarios inconvenientes.

Otras alternativas para el dolor crónico son las siguientes:

Antidepresivos

Estos fármacos normalmente sirven para varios tipos de dolor crónico, tal como la fibromialgia, el dolor lumbar, los dolores de cabeza, la neuropatía diabética y otros tipos de dolor nervioso. En algunas personas, los antidepresivos parecen ayudar con el dolor, independientemente del posible efecto que ejerzan sobre la depresión. Estos fármacos pueden mejorar los síntomas de depresión, que posiblemente es consecuencia de no encontrar alivio al dolor crónico. Además, los antidepresivos no suelen perder eficacia con el tiempo, y hasta mejoran el efecto de otros analgésicos.

Anticonvulsivos

Se ha descubierto que varios fármacos desarrollados principalmente para controlar las convulsiones epilépticas también ayudan a controlar el dolor punzante o intenso fruto de un daño nervioso o de una alteración en las comunicaciones del sistema nervioso central. Cuando un nervio se lesiona o funciona de manera anormal, pueden activarse inadecuadamente ciertos receptores nerviosos que comunican el dolor al cerebro, pero los anticonvulsivos tienen la capacidad de ayudar a reducir esa actividad y disminuir el nivel del dolor.

Tácticas no medicamentosas

El consumo de fármacos para controlar el dolor crónico suele funcionar mejor cuando forma parte de un plan mayor que posiblemente incluye hacer ejercicio con regularidad, mantenerse activo físicamente, recibir fisioterapia y consejería, controlar el estrés, recibir masajes y algunos otros componentes. Valdría la pena considerar visitar un centro integral para rehabilitación del dolor, especialmente cuando ha sido difícil encontrar una manera buena de controlar el dolor. En los programas de rehabilitación del dolor suele ser común que se reduzcan o eliminen los medicamentos inútiles, generalmente de forma gradual.

 

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