El pobre bebé no se siente bien: algo le ha caído mal, tiene un virus o se ha visto afectado por un cambio en su dieta (o la dieta de la mamá que lo amamanta). Tiene diarrea: sus deposiciones son más frecuentes y acuosas. ¡Cuidado! Mientras menos tiempo de vida tenga el bebé, con más rapidez puede deshidratarse y debes actuar sin demora. ¿Sabes reconocer las señales? Apréndelas aquí.
Si de adultos la diarrea es molesta e incómoda, de bebés además es peligrosa porque puede conducir muy rápidamente a la deshidratación del pequeño cuerpecito. Pero si eres una mamá primeriza, al principio puede que te cueste un poco más identificar si esa deposición suave se trata de diarrea o no. Si tu bebé es muy pequeñito, sus heces son por lo general suaves y de poca consistencia y hasta los dos meses las hará con bastante frecuencia. Poco a poco, aprenderás qué es normal en tu hijo y a notar las diferencias tanto en sus hábitos de dormir y comer, como los de evacuar.
¿Cómo puedes saber si se trata de diarrea? Identificarás que algo ya se sale de lo normal si las deposiciones son más frecuentes y abundantes y son más líquidas que sólidas. Si dura más de un día, los pequeñines corren peligro de deshidratarse y perder líquido que contiene sales y minerales esenciales para que el organismo funcione bien. A los niños ya mayorcitos los remedios contra la diarrea les pueden ayudar, pero NO se recomiendan en el caso de los bebés o los niños de uno a dos años, como recomiendan los expertos de la Oficina Terapéutica Pediátrica de la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos). Ellos advierten que lo más importante que puedes hacer es vigilar los síntomas de una posible deshidratación y tomar los pasos necesarios para rehidratar al bebé.
Cuando el bebé comienza a deshidratarse puede mostrar los siguientes síntomas:
Estos son los síntomas de una deshidratación ligera. Si las diarreas (y/o vómitos) continúan puede pasar a moderada y severa. Entonces empezarás a notar estas señales:
Cuando se llega a este punto, la deshidratación es muy severa y puede tener efectos graves como la pérdida del conocimiento, convulsiones y varios órganos pueden dejar de funcionar bien. Por eso debes saber cómo actuar:
Si la diarrea no se detiene, dura más de 24 horas o tiene más de 8 deposiciones en 8 horas, llama con urgencia al pediatra ya que se trata de una emergencia médica y el bebé necesita cuidado de inmediato.
También es importante que llames al pediatra o que lo lleves a emergencias si tiene fiebre de 102°F (38.8°C) o más alta, si las defecaciones tienen sangre o pus o si las defecaciones se ven negras, como granos de café.
Ten presente que la diarrea es molesta, pero no resulta peligrosa si el bebé continúa consumiendo líquidos y sigue su dieta regular (ya sea la leche materna, la fórmula o los alimentos de bebé según su etapa de crecimiento). Si la diarrea no se detiene, y se presentan además vómitos que aceleran la deshidratación, lleva al bebé a la sala de emergencia más cercana. Si aprendes a reconocer a tiempo las señales de la deshidratación, podrás tomar medidas para evitar que se convierta en un caso grave y tu bebé pueda sentirse cómodo, satisfecho y feliz lo antes posible.
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