Cáncer, VIH/SIDA, adicciones, depresión… Situaciones difíciles de la vida como éstas exigen tanto de tu cuerpo como de tu mente y tus emociones, y a veces te pueden derrumbar. Pero no estás solo. En un grupo de apoyo puedes encontrar a otras personas que están pasando por lo mismo que tú, que están dispuestos a contarte su historia y a escuchar la tuya para así ayudarse mutuamente. Inténtalo, tienes mucho que ganar.
Cuando tienes alguna enfermedad grave, un problema de drogadicción o alcoholismo, o has sufrido alguna situación difícil en la vida como un trauma o un familiar muy enfermo, tu mente y tus emociones también sufren y se debilitan. Por eso, no sólo es necesario buscar una cura para tu enfermedad física, o solucionar un problema tangible, sino que también necesitas prestar atención a tus sentimientos.
A veces no entiendes bien qué pasa con tu cuerpo, te puede afectar la enfermedad de un ser querido, o puede ser que no sepas cómo detener un comportamiento que te está haciendo daño. Y otras veces simplemente tienes una sobrecarga de emociones y confusiones, y necesitas dejarlas salir, descargarlas.
Pasar por esto solo no es siempre la opción más eficaz ni la más recomendable. Por eso muchas personas buscan un amigo o familiar para que los escuche y los aconseje, o simplemente para que les ofrezca un hombro sobre el cual llorar. Sin embargo, cuando esa opción no es suficiente o no está a tu alcance porque vives en otro país, o tu familia y amigos no te apoyan o no te entienden, existen también los grupos de apoyo externos. Aunque son personas inicialmente desconocidas, te une a ellas un tema en común: están todos pasando por una situación similar.
Los grupos de apoyo consisten en un grupo de personas interesados en hablar de un problema específico que les sucede a ellos directamente o a un familiar cercano. Estas personas se reúnen periódicamente en sesiones de grupo para contar cómo están viviendo su problema y compartir estrategias para sobrellevarlo mejor o superarlo. Las sesiones pueden estar organizadas por un profesional que lidera la discusión o por una persona que padece esa misma situación y tuvo la iniciativa de convocar a otros a compartir sus experiencias.
Existen grupos de apoyo para todas las necesidades y gustos. Los hay de diferentes tamaños (más grandes y otros más privados), de enfoque psicológico o relacionados a tu creencia religiosa. Y si te intimida tener que contar tu experiencia a otros personalmente, algunos grupos de apoyo aceptan que vengas sólo a escuchar. O incluso, existen actualmente “grupos de apoyo virtuales” que intercambian información y experiencias a través de blogs, foros y chats.
Tu estás en toda la libertad de elegir el grupo de apoyo que más te guste, pues justamente se trata de que te sientas lo suficientemente cómodo para poder compartir tu problema con otros. Pero sea el que sea que elijas, siempre encontrarás un sinnúmero de beneficios.
Los grupos de apoyo te ayudan a…
Vale la pena probar, ¿no crees? Recuerda que son personas que comparten tu situación, así que no hay razón para temer o avergonzarte. Al contrario, son espacios de comprensión que te pueden aportar mucho. ¡Anímate!
Imagen © iStock / Alina Solovyova-Vincent
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