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Si la soda (el refresco) es tu bebida favorita, ¿cuántos vasos tomas a diario, o has intentado disminuir la cantidad que consumes? Si estás atrapado(a) en el dulzor de tus bebidas, aquí te damos buenas razones para abandonarlas y algunas claves para lograrlo con éxito.

“El agua es insípida, no tiene gusto a nada”, me dijo despreocupada Tina, la hija de una amiga durante un almuerzo de domingo. Luego tomó la botella de su soda preferida, llenó su vaso hasta el tope y, ciertamente, he sido yo la que ha quedado preocupada: como Tina, hay muchísimas personas ¿perteneces a este grupo?

Mucha gente está tan habituada a los sabores dulces que quitarle el dulzor a la bebida les resulta una idea imposible de concebir, aunque su cuerpo se los agradecería. Y esto no sólo es cuestión de los niños, los adultos le pueden ayudar a esos paladares mal acostumbrados también. Pero ¿cómo se puede hacer si son los mismos padres quienes no pueden dejar de llevar una soda (refresco) a la mesa, al automóvil, al parque o a esa reunión entre amigos?

En otra oportunidad, un paciente que sufría de obesidad llegó preocupado al consultorio porque le habían dicho que debía abandonar sus sodas para bajar de peso, pero le resultaba imposible. Es más, se ponía de mal humor y discutía con la gente si no tenía su soda, tanto… que pensó que era adicto.

Le expliqué que probablemente no era adicto sino que es un hábito difícil de cambiar. Una razón puede ser que los sabores dulces hacen que el cerebro desprenda ciertos químicos llamados opioides, que hacen que luego tengamos más ganas de consumir dulces. Aunque, hay es cierto que algunos estudios consideran que la cafeína que contienen algunas sodas, puede generar una mínima adicción que dificulte las cosas, si se beben sodas con cafeína y en ese caso es cuestión de dejarlas poco a poco.

Como sea, la tarea puede resultar difícil para cualquiera que esté habituado a consumir sodas, pero no por eso hay que dejar de intentarlo. Las bebidas azucaradas sólo aportan calorías “vacías” al cuerpo, sin proporcionar ningún nutriente. Esto no sólo ayuda al sobrepeso sino que además aumenta las posibilidades de que desarrolles diabetes de tipo 2, debido principalmente al azúcar que contienen y a sus efectos sobre las hormonas. Incluso, hay estudios que indican que las sodas sin azúcar, las que utilizan edulcorantes artificiales han sido vinculadas a un aumento del apetito y una dificultad para perder o mantener el peso deseado.

Además, las sodas pueden dañar a tus dientes. Tanto el azúcar como el ácido carbónico que contienen (incluso las edulcoradas artificialmente) pueden dañar el esmalte dental y causar caries.

Asimismo, ¿sabías que la mayoría de la sodas contiene fósforo y cafeína, dos agentes que se cree contribuyen al desarrollo de una enfermedad que debilita los huesos denominada osteoporosis?

Como si todo esto fuera poco, hay investigaciones que vinculan el consumo de las sodas con enfermedades crónicas de los riñones, el desarrollo del síndrome metabólico (que incluye el exceso de grasa alrededor de la cintura, los triglicéridos altos y el colesterol bueno o HDL bajo en la sangre, la presión arterial alta y los niveles elevados de glucosa o azúcar en la sangre) y el hígado graso (una enfermedad crónica del hígado).

Por todo esto, lo ideal es volver al agua, que no aporta calorías y es la mejor fuente para mantenerse hidratado. Pero si te resulta desabrida, puedes ir reemplazando tus sodas por otras bebidas más nutritivas. Por ejemplo:

  • Jugos de fruta, pero ten cuidado con los productos comprados, que no tengan mucha azúcar. Lo mejor es hacerlos en casa y controlar la cantidad, sobre todo si deseas perder peso, ya que junto a las vitaminas y los minerales también te proporcionan calorías.
  • Té de cualquier tipo: negro, verde, de hierbas… Todos han demostrado tener niveles elevados de antioxidantes que protegen al cuerpo. Si además estas buscando eliminar la cafeína de tu dieta, lee bien las etiquetas antes de comprar el te y elige productos sin cafeína.
  • Café simple, sin agregarle leche, crema ni almíbar. Esta puede ser una opción ideal para los amantes del café, pero asegúrate de que no incluyan azúcar agregada. Al igual que con el té, también puedes buscar productos sin cafeína.
  • Leche descremada (o baja en grasa) y de soja (soya). La primera es una buena fuente de calcio y ambos tipos son saludables, aunque al igual que con los jugos, es importante que tengas cuidado con la cantidad y las calorías que puedan aportarle a tu dieta.

De todos modos, recuerda que el agua es vida y la recomendación es que tomes entre dos y tres litros por día (de 8 a 10 vasos), dependiendo de tu estilo de vida: tu actividad física, tu dieta y otros factores ambientales como el clima y la altitud del lugar en el que vives.

Para darle un toque de sabor al agua de manera natural, una buena alternativa es agregarle cubitos de fruta fresca (por ejemplo, naranja, uvas o mango) o una frutilla (fresa) congelada, así como ramitas de menta o una rodaja de lima, limón o pepino.

¡Anímate! No tienes por qué dejar todas las sodas de repente.  Lo ideal es ir reemplazándolas poco a poco y, cuando menos te des cuenta, ya estarás liberado(a) del hábito. Luego, de tanto en tanto y si llevas una dieta saludable, no habrá nada malo en agregar un vaso de soda en alguna ocasión especial.

Imágen © iStockphoto.com / Baris Simsek

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