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La vesícula biliar es una bolsa que acumula la bilis que fluye del hígado al intestino y que ayuda con la digestión de las grasas. La bilis también ayuda a desechar el colesterol y la bilirrubina. Estos desechos pueden llegar a juntarse y formar bultos llamados cálculos o piedras. En ocasiones estos cálculos no causan ningún síntoma y, si son pequeños, podrían eliminarse a través de los intestinos.  Pero si quedaran atrapados en la salida de la vesícula biliar o en los conductos de drenaje pueden causar un dolor fuerte y constante. Además, si forman un bloqueo, puede surgir una infección seria.

Los cálculos son muy frecuentes en los adultos mayores, en las personas en sobrepeso, en aquellas que hayan perdido peso rápidamente, y en las mujeres que hayan tenido embarazos múltiples, tomado pastillas anticonceptivas o recibido terapia de reemplazo hormonal.

En la gran mayoría de los casos no causan síntomas y no requieren tratamiento. Si llegan a causar síntomas, estos incluyen dolor abdominal, sensibilidad a los alimentos altos en grasa, pérdida del apetito, eructos, gases y náuseas. En casos más severos, pueden incluir además fiebre, dolor abdominal o en la espalda, vomito persistente, e ictericia – una coloración amarilla en la piel o en los ojos.

Si se sospechan piedras en la vesícula, el médico pedirá un ultrasonido. Si se detectan, normalmente se requiere una cirugía para extirpar la vesícula biliar (no es un órgano necesario). Hay otros tratamientos, pero los cálculos tienden a formarse de nuevo.

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Imagen: ©istockphoto / Marina Demeshko

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