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Nuestro cuerpo dispone de su propio sistema de defensa para intentar combatir a los virus, bacterias, hongos y otros microorganismos que de vez en cuando lo atacan. Es lo que se denomina el sistema inmunitario o sistema inmunológico, que está formado principalmente por glóbulos blancos, así como algunos órganos y tejidos del sistema linfático y la médula ósea. Podríamos decir que es el “ejército” de nuestro cuerpo.

Cuando entramos en contacto con algún virus o bacteria que potencialmente puede causarnos una enfermedad, se activa nuestro sistema de defensa. Es como si los “soldaditos” de nuestro organismo salieran al ataque. En muchas ocasiones, nuestro sistema inmunitario logra vencer a los microorganismos agresores y salimos triunfantes de la batalla y no nos mantenemos sanos. Pero, en otras ocasiones, ya sea porque los atacantes son muchos, o bien, porque están muy bien equipados con armas que nuestros “soldaditos” no conocen, ganan la batalla y es entonces cuando nos enfermamos.

Desde hace algunos años, muchos investigadores en el mundo están buscando maneras para poder aprovechar el propio sistema de defensa de nuestro cuerpo no sólo para prevenir enfermedades. También para curarlas. Enfermedades que se pueden considerar graves como podría ser la leucemia y otros tipos de cáncer.

Una de estas estrategias de investigación son los llamados CAR-T. Se trata de una terapia que usa las células inmunitarias T (un tipo de glóbulos blancos) con receptores quiméricos de antígenos. Esto es como si le enseñáramos a estos “soldaditos” las armas que usan algunas células del cáncer para atacar a nuestro cuerpo para que ellos puedan reconocerlas y atacarlos de forma adecuada.

CAR-T30 para linfoma

La terapia CAR-T se está estudiando actualmente en centros de investigación de diferentes países. En Estados Unidos ya está aprobado contra el linfoma de células del manto, que es un subtipo de linfoma no Hodgkin tipo B de carácter agresivo, y en otros linfomas como el cerebral. También se está probando en pacientes con mieloma y en tumores sólidos, según explica a Vida y Salud el Dr. Javier Briones, jefe de la Unidad de Hematología Clínica del Servicio de Hematología del Hospital de Sant Pau y director del Grupo de Investigación de Inmunoterapia Celular y Terapia Génica del Instituto de Investigación del Hospital de Sant Pau – IIB-Sant Pau, en Barcelona, España.

En este centro se ha realizado recientemente el primer ensayo con un medicamento de inmunoterapia CAR-T producido en Sant Pau, pionero en Europa, para el tratamiento del linfoma de Hodgkin clásico y linfoma no-Hodgkin T CD30+ en recidiva o refractario. Esto es cuando los pacientes recaen o simplemente no responden de manera adecuada a los tratamientos actuales.

Dr. Javier Briones detalla que los medicamentos celulares CAR-T de Sant Pau se fabrican a partir de los linfocitos T del propio paciente. En concreto, de unos linfocitos T llamados “de memoria”, que son poco numerosas en el organismo, pero extremadamente eficaces y se generan después de una infección primaria. Estas células son las encargadas de intervenir en la defensa del cuerpo en infecciones sucesivas de un mismo patógeno y por eso se llaman así.

“Seleccionamos estos linfocitos T de memoria del mismo paciente y los dotamos de un arma para que, cada vez que detecte uno de los antígenos CD30 -que son los que expresan las células tumorales del linfoma- las elimine. Así, de esta forma permanece en el cuerpo del paciente un detector y eliminador de cualquier célula del linfoma que volviera a aparecer. En definitiva, es la modificación genética de los linfocitos T del mismo paciente para que éstos ataquen células cancerosas”, explica el Dr. Briones, responsable clínico del proyecto.

En el estudio se analizaron datos de 10 pacientes con linfoma de Hodgkin y linfoma T que no respondían a ninguno de los tratamientos convencionales aprobados actualmente para estas enfermedades. Los investigadores pudieron comprobar que la mitad de los pacientes mostraron lo que llaman una “respuesta completa” al tratamiento, es decir, que el linfoma había desaparecido.

El Dr. Briones detalla que el tratamiento consiste en colocar un catéter al paciente por donde va saliendo la sangre que pasa a una máquina que extrae los linfocitos por medio de un proceso de centrifugación. El resto de la sangre vuelve al paciente por medio de otro catéter colocado en el otro brazo. Es un procedimiento que dura unas 3-4 horas.

“Estas células, una vez que se obtienen, se ponen en una bolsa y se envían al laboratorio donde se generan las células CAR-T. Este proceso dura entre unos 10 y 15 días y consiste en modificar genéticamente estas células con la molécula CAR-T para que expresen la proteína que nos interesa. Luego hacerlas crecer para obtener a la cantidad deseada y después infundirla nuevamente al paciente. Es un tratamiento de dosis única”.

¿Qué es el linfoma de Hodgkin?

El linfoma de Hodgkin, también conocido como enfermedad de Hodgkin, es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático. Su sistema linfático es parte de su sistema inmunitario. Ayuda a proteger su cuerpo de infecciones y enfermedades.

Afecta por igual a hombres y mujeres en un periodo entre los 20 y los 40 años. Un poco más a las mujeres. Es una enfermedad relativamente poco frecuente, aunque es una de las más comunes entre las neoplasias hematológicas. Afecta a unas 3 personas por cada 100.000 habitantes y lo importante es que existen varios tratamientos que son muy eficaces, comenta el Dr. Briones.

“Aproximadamente hasta un 70 por ciento de estos pacientes se pueden hasta curar. Lo cual es un número muy alto. El problema que tenemos es que el 30 por ciento restante no responde a los tratamientos habituales y tienen un pronóstico muy malo. Y la mediana de edad de estos pacientes suele ser muy joven, es por ello que estamos intentando buscar nuevas opciones para ellos”.

El tratamiento estándar para esta enfermedad habitualmente es la quimioterapia y, si fracasa esta alternativa o los pacientes recaen, se recurre a otro tipo de quimioterapia y generalmente a un trasplante hematopoyético autólogo, de sus propios progenitores hematopoyéticos.

Según este experto, el futuro en este campo parece muy prometedor porque la terapia CART está en sus inicios. “Aunque lleva más de 20 años estudiándose a nivel preclínico, en laboratorio, su impacto en los pacientes tiene menos de 10 años. Lo importante es que hay una investigación muy activa y potente que está haciendo nuevas versiones de los CAR-T, mejoradas y esto probablemente tenga un impacto clínico todavía mayor”.

El Dr. Briones concluye diciendo que en la próxima década es muy probable que la terapia CAR-T se posicione como una de las más importantes en el campo de la hematología.

Por Karla Islas Pieck
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Imagen: ©Hospital de la Santa Creu i Sant Pau

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