El tiempo pasa volando. A veces, demasiado. Y la pequeña niñita que hace muy poco estaba jugando con castillos y muñecas o con trenes y construcciones de piezas de madera un buen día se convierte en una pequeña mujer y sus cambios anatómicos y fisiológicos a veces nos pueden tomar desprevenidos.
La pubertad es el período final del proceso de crecimiento y maduración en la que los niños y niñas alcanzan su altura final y su cuerpo se prepara para el proceso reproductivo. Los cambios que ocurren en el cuerpo se originan en el cerebro y se comienzan a secretar determinadas hormonas que se encargan de la aparición de los caracteres sexuales.
En las niñas, el primer signo de que ha comenzado la pubertad es el brote del botón mamario que indica el comienzo del desarrollo del pecho. Otros signos pueden ser:
La edad en la que comienza la pubertad en las niñas está marcada, en gran medida, por herencia genética familiar. Pero también influyen factores ambientales como la luz solar, la nutrición, la altura, el nivel socioeconómico y la exposición a disruptores endocrinos.
Hay una variación muy amplia entre personas sanas de todo el mundo en el rango de inicio de la pubertad, que sigue un patrón familiar y étnico. En algunos países latinoamericanos se tienen datos de que las niñas pueden empezar a desarrollar el brote de los senos a partir de los 8 años de edad. El crecimiento del vello púbico, de la axila y de la pierna comienza usualmente alrededor de los 9 o 10 años de edad, y alcanza los patrones adultos alrededor de los 13 o 14 años.
La menarquia -se llama así al comienzo de los periodos menstruales– suele aparecer aproximadamente dos años después del brote del botón mamario y el crecimiento del vello púbico. Pero puede suceder incluso desde los 9 años o, a más tardar, hacia los 16 años. La edad promedio de la primera menstruación en los Estados Unidos es aproximadamente a los 12 años.
¿Cómo abordar el tema?
En algunas culturas sigue siendo un tabú hablar sobre la menstruación y algunas niñas se pueden enfrentar a su primera regla con muy poca información, lo que les puede generar miedos y preocupaciones innecesarias.
Según explica la Dra. Elisa Llurba, jefa del Grupo Medicina Perinatal y de la Mujer del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau – IIB Sant Pau, de Barcelona (España) y directora médica del la clínica de medicina funcional beDona, lo más importante es normalizar el proceso para transmitir seguridad y confianza a las niñas. “Se tiene que normalizar el hecho de que las mujeres menstruamos y que es una parte de nuestra fisiología y de nuestra vida y que no es malo. No debemos esconderlo como algo sucio o negativo. Es importante que las niñas, desde pequeñas, vean que es algo normal que le pasa a las mamás, tías, primas o hermanas, para que lo vivan como algo natural”.
La ginecóloga añade que es recomendable que no se escondan las compresas o toallas sanitarias ni los tampones u otros dispositivos, “está bien que estén a la vista, en el baño o habitación, de forma natural, para que se vayan familiarizando con ellos y, si preguntan, se les explique qué son o cómo se usan”.
El momento que la niña comienza con los primeros cambios físicos de la pubertad es importante explicarle, si no se ha hecho antes, que en cualquier momento puede aparecer su primera regla y transmitirle que se trata de algo positivo y, que cuando aparezca, nos avise para poder ayudarle. “Ancestralmente muchos pueblos han vivido el momento de la primera menstruación como una fiesta en la que se celebraba la transición de la niña al mundo de los adultos y creo que es algo que deberíamos rescatar. Deberíamos vivirlo como una celebración y no como algo malo o sucio”, comenta la Dra. Llurba.
Es importante tener presente que durante el primer año es normal que las primeras reglas en las niñas sean irregulares. Pueden ser sangrados muy escasos o aparecer cada dos o tres meses. Si este patrón se mantiene durante dos o más años es aconsejable acudir al ginecólogo para que lo valore.
La Dra. Llurba destaca algunos puntos a tener en cuenta para saber cuándo se debe acudir al especialista:
“Hay que normalizar también el hecho de pedir ayuda a nuestro médico cuando tenemos dolor o molestias importantes, ya que en muchas ocasiones podrán ayudarnos a mejorar los síntomas o detectarán a tiempo algún problema de salud y nos ofrecerán soluciones”, concluye la experta.
Por Karla Islas Pieck
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