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  • Aunque ha mejorado en los últimos años la supervivencia del cáncer, su diagnóstico sigue suponiendo un importante impacto emocional tanto en el paciente como en su círculo más cercano.
  • El exceso de exigencia sobre la positividad puede influir y generar malestar en las personas con cáncer, que pueden llegar a relacionar su tristeza o el miedo con un empeoramiento de su enfermedad, generando más angustia en ellos.
  • En muchas ocasiones las personas con cáncer sienten una presión sobreañadida al considerar que no lo están haciendo bien al transmitir tristeza a sus familiares, lo que hace que no se atrevan a pedir ayuda.

El cáncer es, en la actualidad, una de las principales causas de muerte en todo el mundo. A nivel global, se estima que hubo 19,9 millones de nuevos casos de cáncer y 10 millones de muertes por esta enfermedad en el año 2023 y se espera que el impacto de esta enfermedad aumente aproximadamente en un 60% durante las próximas dos décadas. En la región de las Américas, el cáncer es la segunda causa más frecuente de enfermedad y mortalidad, después de los problemas de corazón. Además, el cáncer es un factor importante de las desigualdades en salud. Se estima que 4,2 millones de personas fueron diagnosticadas en 2022 y 1,4 millones murieron por cáncer en esta región.

Gracias a todos los avances que ha habido recientemente tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de esta enfermedad, se ha logrado mejorar de forma notable la supervivencia de las personas con cáncer. Sin embargo, a pesar de esto, su diagnóstico sigue suponiendo un importante impacto a nivel emocional, tanto para los propios pacientes como para las personas de su entorno más próximo. Miedo, incertidumbre, rabia o tristeza son algunas de las emociones que forman parte del proceso y que varían su intensidad a lo largo de la enfermedad.

Todo esto hace que no siempre sea fácil el manejo del cáncer a nivel emocional y que las personas más próximas al paciente oncológico no sepan en muchas ocasiones cómo actuar o dirigirse adecuadamente hacia ellos. Los expertos sobre este punto señalan que debemos intentar evitar la conocida como tiranía del positivismo. “El exceso de exigencia sobre la positividad puede influir y generar malestar en los pacientes, porque pueden llegar a pensar que la tristeza o el miedo, normales por las circunstancias, están relacionados con su enfermedad o un posible empeoramiento y que, por el contrario, su positivismo está relacionado con la mejoría médica”, explica Fátima Castaño, psicooncóloga en MD Anderson Cancer Center Madrid, de España.

Una cosa que podemos hacer es evitar frases hechas y motivacionales como ‘no te preocupes’, ‘todo irá bien’ o ‘estoy contigo’, así como tampoco utilizar el lenguaje bélico que se emplea con frecuencia. “Tenemos que alejarnos del lenguaje de la lucha y la batalla, del perdedor y el ganador, que sitúa a los pacientes en una posición psicológicamente negativa. Seguimos escuchando frases hechas con las que pacientes y familiares se sienten escasamente identificados y no reflejan su realidad”, añade la experta.

Ser positivo sigue siendo una ayuda, pero sin obsesionarse

Esto no significa, ni mucho menos, que haya que abandonar el positivismo ante el cáncer. La psicooncóloga reconoce que una actitud positiva ayuda a afrontar el proceso con mayores recursos, a mejorar la calidad de vida y a prevenir trastornos del estado de ánimo. Sin embargo, prosigue, la tiranía del positivismo es uno de los elementos que conduce en muchas ocasiones a las personas con cáncer a la consulta de los especialistas. “En muchos casos, te explican que sienten que no lo están haciendo lo suficientemente bien porque están transmitiendo tristeza a sus familiares, lo que les genera una presión sobreañadida, se sienten culpables y no se permiten transmitir emociones negativas, lo que les dificulta pedir ayuda y puede conducir a un mayor aislamiento”.

Fátima Castaño sostiene que sentir emociones negativas es inevitable y que también es necesario, que exteriorizarlas ayuda a drenarlas y a encontrar apoyos para sobrellevarlas. “De hecho, esto es natural y saludable. En mi opinión, las emociones negativas son mal llamadas negativas; son emociones que no son agradables, pero que forman parte del proceso de adaptación psicológica que favorece la aceptación y el afrontamiento de una situación de crisis vital como puede ser el cáncer. Debemos permitir a las personas sentir y expresarse”, agrega, incidiendo en que este paso contribuye a acercarnos a ellos, a buscar recursos y a sentirnos más conectados.

Estrategias adecuadas para tratar con una persona con cáncer

Independientemente del caso, la psicooncóloga destaca la importancia de comenzar cualquier interacción con las personas con cáncer mediante la escucha activa y la realización de preguntas para comprender y conocer sus necesidades. “Cada persona es única. Tenemos que ajustar nuestro estilo comunicativo a sus propias circunstancias, condiciones y personalidad. Esta estrategia ayudará a que sientan a sus familiares más cercanos y presentes”, explica.

En el caso de aquellos que se encierran en sí mismos, asegura que es importante respetar su espacio e idiosincrasia: “Hay que buscar otras maneras de comunicarse, no solo es válida la comunicación verbal, sino también la no verbal. Mantenerlos informados sobre los posibles recursos, ayudas y necesidades en el proceso de enfermedad será de gran ayuda para ofrecer el mejor acompañamiento”.

La psicooncóloga ofrece una serie de herramientas para facilitar la comunicación en estos casos:

  • Escuchar y no dar por hecho nada.
  • La pregunta abierta para facilitar la expresión: ¿Cómo te sientes? ¿Qué necesitas? ¿Qué te ayudaría en este momento?
  • Identificar circunstancias que sean idóneas para la comunicación y preparar esos momentos comunicativos.
  • Ponerse en el lugar del ser querido y entender que no todas las personas se benefician de expresar lo que sienten en cada momento.
  • Mantener una conversación teniendo en cuenta que es un contexto complicado.
  • Trabajar como equipo.

Cómo comunicarse con un niño con familiares enfermos de cáncer

A la hora de comunicarse con un menor con familiares diagnosticados de cáncer, la especialista asegura que es “crucial explicarles lo que sucede, así como dar la información adaptada a sus capacidades de comprensión para ayudarles a entender los cambios que puedan surgir en el entorno familiar”. De esta forma, apunta, podrán entender la situación y se sentirán parte del proceso: “Por ello, no es recomendable ocultar la información porque puede generar sentimiento de culpa, incomprensión y percepción de aislamiento y soledad”.

 

Por Miguel Ramudo
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