Las personas que vivimos en las ciudades generalmente estamos un poco alejadas del bosque, la playa o la montaña. Las vacaciones ideales de muchos consisten precisamente en estar rodeados de la naturaleza, lejos de la tecnología y respirando el ‘aire puro’ que nos entrega. Efectivamente, nuestra mente nos está dando una señal: la contaminación ambiental de las ciudades tiene efectos nocivos en nosotros. Pero hay una solución: las áreas verdes urbanas.
La contaminación ambiental de las ciudades, especialmente en el aire, es un problema presente en nuestro día a día. Principalmente porque las ciudades están muy pobladas y los medios de transportes e industrias liberan muchas moléculas perjudiciales al ambiente.
“Podemos tener contaminantes producidos por el humano, pero también por fenómenos naturales como un volcán y los aerosoles marinos [gotitas de humedad]”, comenta a Vida y Salud la Química Ambiental, Belen Hernández. “Siempre cuando hay contaminación atmosférica se ven afectadas las vías respiratorias superiores y los pulmones. En los últimos años se ha demostrado que la calidad del aire de espacios interiores es con frecuencia igual o peor que la de exteriores, pudiendo implicar un grave peligro para la salud humana”, señala la experta.
De acuerdo a la OMS, podemos clasificar los contaminantes del aire en dos tipos:
Un estudio que analiza datos de casi medio millón de personas arrojó que estar por años expuesto a contaminantes aumenta los casos de depresión y ansiedad. “Este estudio sugiere que reducir, aunque sea poco, la contaminación potencialmente podría tener beneficios en la salud mental”, apunta la directora de salud medioambiental y sustentabilidad de la Universidad de Leicester en Reino Unido, Anna Hansell.
Las partículas en suspensión (P-2,5 principalmente) aumentan levemente la presión sanguínea de jóvenes sin importar el sexo, etnia, tipo de dieta o escuela a la que asistían. Junto a esto, algunos árboles como el abedul al crecer en una zona con mayor concentración de contaminantes ambientales, cambian la estructura del polen aumentando el nivel de alergenos.
Pero hay luz al final del túnel: “Se sabe además que los contaminantes a base de azufre y nitrógeno, son captados por las hojas de los árboles y almacenadas […], las cuales poseen suficiente agua para disolverlos y utilizarlos como fertilizantes”, agrega la química ambiental Belen Hernández.
Árboles mitigadores de la contaminación
Además, Belen Hernández entrega una recomendación: “una de las mejores especies es el olmo, porque sus hojas tienen una textura rugosa que es buena para captar partículas y además emiten menos compuestos orgánicos volátiles. Siempre es importante tener en cuenta un árbol de hojas perennes, de textura rugosa y peluda, para que se queden en ella con más facilidad las partículas”.
Disfrutemos de un escape cada cierto tiempo, y más si pensamos que prontamente viene el verano, y con ello las olas de calor. “Debemos considerar cómo enfriar nuestras ciudades sin usar intensamente el aire acondicionado”, comenta la Dra. Radhika Khosla, codirectora del programa de enfriamiento del futuro, de la Universidad de Oxford.
Por Carlos Diego Ibáñez
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