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Defectos de nacimiento, accidentes y varias enfermedades que afectan a los ojos, pueden ser las causas de la pérdida progresiva de la visión.  Muchas veces, esta pérdida es irreversible y hay que aprender a vivir con la limitación. ¿Te encuentras en esta situación o conoces a un familiar o amigo que tiene problemas con su vista?  No te rindas, ¡queremos ayudarte!

Si has ido perdiendo la visión a medida que pasan los años y se te dificultan algunas tareas, como leer letras pequeñas o enhebrar una aguja, esto responde al proceso normal del envejecimiento. Ese no es el tipo de poca visión o visión baja en el que nos enfocaremos en esta oportunidad.

La poca visión o visión baja a la que nos referimos aquí, es aquella que no puede corregirse cuando la persona usa gafas o lentes. Incluso cuando los lleva puestos, puede experimentar las siguientes dificultades:

  • Se le  hace difícil reconocer los rostros de familiares y amigos
  • No puede leer con claridad los letreros en las tiendas, los carteles de la calle o los que indican la ruta del autobús
  • Ya no puede hacer las cosas que antes hacía normalmente en casa. Y es que ahora le parece que todo a su alrededor está mucho más oscuro
  • Le cuesta trabajo diferenciar y combinar los colores de la ropa
  • Invierte mucho más esfuerzo al realizar las tareas sencillas de todos los días como cocinar, coser u ordenar objetos

Cuando esto sucede, lo primero es acudir al oftalmólogo (el médico especializado en los ojos) para que haga un examen y determine la causa. Por lo general, esta pérdida de la visión que no puede corregirse ni con gafas, ni lentes, ni medicamentos se debe a enfermedades tales como la degeneración macular, la retinopatía diabética, el glaucoma o las cataratas.

Si no se pueda recuperar la vista o si la vista es baja, sí es posible aprovechar al máximo la que queda. Y para esto debes contar y confiar en tu médico. Debes plantearle, tan pronto sea posible, todas las dudas que tengas sobre tu condición, el tratamiento, las opciones y los recursos disponibles en la comunidad. Escribe una lista con las preguntas que quieras hacerle. Aquí te sugerimos algunas:

  • ¿Hay algo que puedo hacer para proteger la vista que me queda?
  • ¿Cómo puedo continuar con mis tareas diarias?
  • ¿Existe algún tipo de aparato especial que pueda usar?
  • ¿Pueden entrenarme a vivir con visión baja?
  • ¿Qué recursos y ayuda comunitaria existen para personas como yo con visión baja?
  • ¿Existe algún tratamiento alternativo?

Con seguridad el especialista te brindará la información y la ayuda que necesites, pero no tengas miedo ni pena de pedirla porque se trata de la calidad de tu vida. El o ella podrán recomendarte, por ejemplo, el uso de lentes telescópicos, prismáticos o monoculares.  Como cada paciente con visión baja es diferente, quizá necesites uno o más de estos aparatos que te ayuden a ver de cerca o de lejos, pero solamente el especialista puede determinar cuál te conviene más. Es posible que necesites una receta y hasta entrenamiento especial para usarlos correctamente.

Si existen programas de rehabilitación en la comunidad para personas con visión baja, aprovéchalos para que puedas continuar tu vida cotidiana con el mayor grado de independencia posible.  El personal de apoyo te enseñará a usar, por ejemplo aparatos que te ayuden:

  • A medir líquidos (muy conveniente a la hora de cocinar y hasta de tomar alguna medicina)
  • A ampliar las letras en la computadora y a usar software con voz
  • A usar un sistema para ampliar los textos para que puedas leerlos con mayor facilidad

También te puede ayudar a adquirir libros y revistas con letra impresa grande, a ordenar cheques especiales que puedas distinguir con facilidad, a usar relojes y teléfonos con números grandes (o relojes que digan la hora), a usar agujas especiales para coser, así como a eliminar todos los obstáculos posibles en el hogar para evitar caídas y golpes.  Mantener el orden y un lugar para casa cosa, te facilitará localizar lo que necesites  y ahorrarás frustraciones.

No te avergüences por tu situación de visión baja ni te aísles. Es muy conveniente que busques un grupo de apoyo en el que puedas conocer a personas que están atravesando por lo mismo y a cambiar impresiones con ellas. Además de obtener consejos e información útil, te darás cuenta de que no estás solo(a) y que siempre hay esperanzas.  Que la pérdida de la visión o la visión baja no te lleve a pensar que ya no eres una persona completa, o que dejas de ser capaz o útil. Al contrario.  Proponte sacar el máximo partido a la visión que te queda y de vivir tu vida de la forma más normal y placentera posible.

Imagen © iStockphoto.com / Milos Jokic

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