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Ya sabes que mantener tu casa limpia es un modo de proteger la salud de tu familia. Pero hay ocasiones en que la limpieza, por profunda que sea, no es suficiente, especialmente si alguien en casa sufre una enfermedad contagiosa. En esos casos necesitas desinfectar los objetos y las superficies para destruir los gérmenes, los virus y las bacterias.    

Qué bien se ve y se siente tu casa cuando terminas tu limpieza habitual. Todo limpio, ordenado y reluciente. Casi siempre esto es suficiente, no solamente para que el hogar sea un entorno agradable, sino libre de polvo y mugre. Pero en otras ocasiones, hay que subirse las mangas y dar un todavía un paso más. Además de limpiar, conviene desinfectar.

¿Y cuál es la diferencia?  Mientras que la limpieza elimina el polvo y la suciedad, no elimina los gérmenes, los virus y las bacterias. Esa es la labor de los desinfectantes. Para destruir o evitar la propagación de esos microorganismos, debes usar productos químicos especialmente diseñados para esta tarea. Los encontrarás en los establecimientos que venden productos de limpieza, sólo que en la etiqueta debe especificar que se trata de un desinfectante (no solamente un limpiador).

Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) recomiendan revisar que lleve el sello de aprobación de la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente) y que verifiques el tipo de gérmenes que es capaz de destruir: el virus de la influenza A, por ejemplo, una infección por estafilococo áureo o en el caso de sus cepas más resistentes, una infección con estafilococo áureo resistente a la meticilina o SARM. Además de su potencia, debes leer con cuidado las instrucciones de uso y seguirlas al pie de la letra.

Si no tienes al alcance un desinfectante registrado por la EPA, no te preocupes, ya que puedes preparar una solución de agua y cloro que te ayude en la tarea:

  • Añade 1 cucharada de cloro por cada 4 tazas de agua.
  • Con un trapo, aplica la solución a la superficie que quieres limpiar.
  • Deja actuar de 3 a 5 minutos y enjuaga la superficie con agua limpia.

Asegúrate de permitir que la solución “trabaje” el tiempo suficiente para neutralizar a los gérmenes. Muchos productos pueden usarse tanto para limpiar como para desinfectar y el tiempo de aplicación es el que hace la diferencia entre una función y la otra.

Ahora ya sabes en qué consiste tu artillería pesada para desinfectar la casa. Úsala en los siguientes casos:

  • Cuando alguien de la familia tenga gripe o influenza (que es diferente a un resfriado o catarro)
  • En caso de que alguien desarrolle una gastroenteritis viral que es muy contagiosa
  • En casos de que un deportista haya adquirido SARM y tengan lesiones o heridas abiertas
  • Si en casa conviven personas de edad avanzada o que tienen un sistema inmune comprometido, que tienen riesgo en caso de contagio
  • Si en casa hay personas convalecientes de una cirugía o con condiciones delicadas de salud

El objetivo es evitar el contagio y para ello, sigue las siguientes recomendaciones:

  • Si en casa hay alguien enfermo con alguno de los tipos de infecciones mencionados anteriormente, desinfecta los objetos o superficies que suelen tocar más de una persona, poniendo énfasis en la cocina y en el cuarto de baño, especialmente si se comparte el cuarto.
  • Otras áreas en las que se acumulan los gérmenes y que todos tocan son los tiradores de las puertas, la agarradera de la puerta del refrigerador, del horno y del microondas, los grifos y la palanca para descargar la taza sanitaria.
  • No te olvides de limpiar otros objetos como los teléfonos, los controles del televisor, los apagadores y los juguetes.
  • Lava inmediatamente la ropa, incluyendo la de cama y las toallas, que se contaminan con las secreciones,  y/o vómito, etc.  Si la ropa es blanca, puedes añadir cloro al lavado, pero esto es un paso opcional.  Basta con que la laves a la mayor temperatura posible y la seques en la secadora. Esto por lo general es suficiente para neutralizar a los gérmenes.
  • En el caso de las infecciones por SARM, procura que cualquier herida o ampolla que todavía drene esté cubierta y protegida, hasta que el tratamiento con el antibiótico resuelva la infección. Mientras tanto, desinfecta cualquier superficie que pudiera estar en contacto directo con la lesión abierta (el lavabo y la tasa sanitaria, por ejemplo). Lava a diario la ropa usada y sécala en la secadora.

Una nota de precaución sobre los desinfectantes:

  • El cloro, diluido convenientemente, en es un medio efectivo y económico de limpiar, blanquear y desinfectar. Pero cuando se usa en exceso puede irritar los ojos, la boca, los pulmones y la piel. Si alguien en la casa tiene problemas respiratorios, sufre de asma o tiene alergias, debes usarlo con cautela o sustituirlo por otros productos más ligeros (vinagre mezclado con agua es una alternativa, o el alcohol para desinfectar las superficies).
  • El vinagre es un desinfectante natural, que puede resultarte muy útil sobre todo en la cocina ya que es capaz de combatir de manera efectiva algunos organismos como la salmonella y el E.coli. Para fregar superficies como las losas o la meseta de la cocina, mezcla vinagre blanco y agua tibia en partes iguales. Para limpiar superficies de vidrio y cristal, mezcla agua y vinagre en partes iguales en una botella con atomizador.
  • Evita mezclar productos. Si combinas el cloro con otros limpiadores que contengan amoniaco, la mezcla puede despedir gases tóxicos.
  • Otro desinfectante que puedes utilizar es el peróxido de hidrógeno, pero ponte guantes y evita usarlo en concentraciones elevadas para que no te irrite o no te queme la piel. La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) reconoce que es un desinfectante efectivo que se descompone rápidamente en oxígeno y agua y no perjudica al medio ambiente.  Una taza de peróxido puede servirte para blanquear la ropa blanca en vez del cloro.  Usa siempre el producto de acuerdo a las instrucciones de la etiqueta.

Como no podemos vivir en una cápsula aislante, estamos expuestos a los virus y a las bacterias y podemos contagiarnos, pero hay mucho que podemos hacer para protegernos. Sigue tu régimen de limpieza habitual y en casos especiales, utiliza tu arsenal de desinfectantes para proteger tu salud y la de tu familia.

Imagen © iStockphoto.com / Elenathewise

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