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Cada mañana van a clase millones de niños en el mundo, entre los cuales se encuentran miles de diabéticos. Como padre, sabes que el control de esta condición no tiene tregua: hay que mantenerlo las 24 horas de cada día y no se detiene porque tu hijo/hija deba permanecer durante largas horas en su centro escolar. Debes planear su cuidado durante el tiempo que va a permanecer lejos de ti y para ayudarte en la tarea, aquí encontrarás varios consejos.

El regreso al colegio puede resultar muy emocionante para el niño: el reencuentro con amigos, conocer otros nuevos, pero a la vez, puede generar mucho estrés, sobre todo si debe asistir a una escuela nueva, adaptarse a otra maestra, quizás a un nuevo horario. Si además el niño tiene un padecimiento crónico como la diabetes, el estrés se multiplica, tanto para él/ella como para los padres y eso no les conviene ni a unos ni a otros. ¿Podrá cuidarse bien por sí mismo(a)? ¿Recibirá ayuda en la escuela si es necesario? Para salir de dudas y aliviar tus miedos, comprensibles por supuesto, lo mejor es tener un plan y actuar. Aquí encontrarás una serie de consejos respaldados por la Asociación Americana de la Diabetes y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).

1. La preparación comienza en casa: mientras más controlados y estables tenga sus niveles de glucosa en la sangre el niño(a), mucho mejor. Eso requiere que supervises su dieta, sus medicamentos y su nivel de ejercicio. Así estará preparado físicamente para enfrentar mejor los cambios que le esperan al ingreso o al regreso al colegio. De acuerdo a su edad y al nivel de comprensión, explícale en qué consiste la diabetes, los medicamentos que toma y por qué los necesita, los alimentos que le convienen comer fuera de casa (en la cafetería del colegio o en el aula), cuales debe evitar, así como a identificar las señales del cuerpo de que algo no anda bien para que pueda pedir ayuda a su maestra o al personal administrativo.

2. Una visita obligada: pide una cita con la maestra y/o el personal administrativo de la escuela para dejarles saber que tu hijo(a) tiene diabetes, así como sus necesidades específicas en cuanto a su dieta y los medicamentos que necesita. Infórmate acerca de las facilidades y/o medidas para el cuidado de la salud con las que cuenta el colegio: una enfermería con personal entrenado por si se presenta cualquier tipo de emergencia médica de los alumnos, por ejemplo, o el tipo de comida que sirven en el colegio. No temas hacer preguntas, o pedir ciertas condiciones para tus hijo(a). En las escuelas públicas de los Estados Unidos o las que reciben fondos federales, por ejemplo, los niños con condiciones como la diabetes, están protegidos por la ley (específicamente, la Ley de Educación para Personas con Discapacidades y el Artículo 504 de la Ley de Rehabilitación de 1973). Investiga en el país en que vives si los niños reciben alguna protección similar.

3. Desarrolla un Plan para el Control de la Diabetes. Con la ayuda del médico del niño(a), desarrolla un plan de cuidados por escrito que incluya en todo detalle el tipo de medicinas que necesita, las dosis, cómo administrarlas, quién debe hacerlo (la maestra, la enfermera o el personal administrativo, especialmente si el niño es muy pequeño y necesita ayuda con la administración de las medicinas). Debe incluir las medidas que se deben tomar en caso de que los niveles de la glucosa suban o bajen mientras el niño(a) está en la escuela, los teléfonos del contacto de las personas a las que deben llamar en caso de una emergencia, así como un plan de comidas y meriendas. Todas las personas involucradas (los profesores, las enfermeras, el personal administrativo, etc.), deben recibir una copia de este plan. Si tu hijo(a) tiene la edad adecuada, debe conocer la existencia y los detalles del plan (a quién dirigirse cuando se sienta mal o necesite sus medicinas, por ejemplo).

4. Prepara un equipo de emergencias: según recomiendan los CDC, el niño debe contar en todo momento con los suministros necesarios para controlar su condición. Asegúrate que en la mochila del colegio él/ella disponga de lo siguiente:

  • Un glucómetro (medidor de glucosa), tiritas de análisis, lancetas y pilas (baterías) adicionales para el medidor.
  • Insulina, jeringas y aplicadores. Si el niño(a) usa una bomba de insulina, y la bomba deja de funcionar estos suministros garantizan que siga recibiendo la insulina).
  • Suministros para el análisis de cetonas.
  • Toallitas antisépticas
  • Tabletas de glucosa u otro tipo de merienda que proporcione un carbohidrato de acción rápida (es decir, que aumente rápidamente los niveles de glucosa en la sangre). Algunos ejemplos incluyen: 3 a 5 caramelos, 4 a 6 onzas de bebida gaseosa regular, 4 a 6 onzas de jugo de naranja, 2 cucharadas de uvas pasas u 8 onzas de leche descremada o baja en grasa.
  • Además, asegúrate que la maestra o el personal de la escuela cuente con un equipo de emergencia similar y sepan cómo utilizar los suministros y los medicamentos. Este equipo adicional debe incluir el medicamento glucagón en caso de que al niño le bajen los niveles de la glucosa en la sangre (hipoglicemia) a niveles peligrosos.

5. Supervisa los alimentos: procura que comience el día con un buen desayuno para que se sienta y desempeñe bien en la escuela. Si el niño(a) lleva su propio almuerzo y las meriendas tendrás mejor control de lo que come mientras está en la escuela. Aconséjale que no debe intercambiar alimentos con otros niños. Empaca comida saludable que incluya granos integrales, frutas y verduras frescas, carnes magras como la del pavo y quesos bajos en grasa, por ejemplo, y como merienda: fruta fresca, semillas y frutos secos. Las pasitas son otra buena opción. Si utiliza la comida del colegio, pide una copia del menú escolar (muchas escuelas incluso los publican en línea). Revísenlo juntos y ayúdalo(a) a seleccionar los alimentos que le convienen y enséñale cuáles debe evitar.

6. Establece un horario y estimula el ejercicio: esto incluye la rutina de comidas, de administración de medicamentos, de medición de los niveles de la glucosa, de las tareas después del colegio, de actividad física y muy importante, la hora de irse a la cama (idealmente) a la misma hora todos los días para establecer un patrón. También es vital que este horario incluya unos 60 minutos de actividad física, ya sea en la escuela a través de la práctica de un deporte, o ya de vuelta a casa. Limita el tiempo ante cualquier pantalla, ya sea la computadora o la televisión.

7. ¿Está al día con las vacunas? Es importante que el niño(a) haya recibido las vacunas recomendadas para su edad, incluyendo la de la influenza (contra la gripe), para evitar el contagio con enfermedades de las que por la diabetes, le costaría más tiempo recuperarse que a sus compañeritos.

Como ves, es cuestión de entrar en acción. Con planificación de tu parte y estrecha comunicación con sus maestros y el personal escolar, tu hijo(a) podrá concentrarse en aprender y disfrutar de este nuevo año escolar y a la vez, controlar su diabetes.

Imagen © Shutterstock / Robert Przybysz

 

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