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¿Es posible hacer ejercicio cuando se tiene cáncer de mama? Sí, posible y hasta necesario, ya que puede ayudarte a pasar el tratamiento con mejor ánimo, a predisponerte con más energía para enfrentar la enfermedad y hasta evitar que el cáncer vuelva a aparecer en otra parte del cuerpo. Por eso, he aquí algunos consejos para que las sobrevivientes del cáncer de mama se ejerciten.

Muchas personas que están en tratamiento contra el cáncer piensan que sólo deben hacer reposo y que no les está permitido hacer ejercicio. Sin embargo, no es así, por el contrario, poner el cuerpo en movimiento en esta etapa, no sólo es posible sino también importante para mantener la fortaleza y el buen ánimo, e incluso para prevenir que la enfermedad vuelva a aparecer en otra parte del cuerpo.

Las mujeres que tienen cáncer de mama no son la excepción. Y aquellas que lo han pasado deberían hacer ejercicio con regularidad para ayudar a prevenir y a evitar que la enfermedad vuelva y para mejorar su salud en general.

Esta no es una sugerencia sólo mía. Así lo recomienda el Consejo Americano del Ejercicio (American Council on Exercise), que además indica que la actividad física tiene muchos beneficios fisiológicos y psicológicos para las sobrevivientes de cáncer de mama (del seno), que incluyen disminución de la fatiga y una mejoría en el estado de ánimo.

En este punto, posiblemente te estarás preguntando qué tipo de ejercicios puedes hacer con el brazo del lado operado y cómo puedes evitar lastimarte. En este caso, como ocurre en otras situaciones — como cuando tienes hipertensión o problemas del corazón –, debes tener ciertos cuidados importantes, a la hora de ponerte en movimiento, y siempre debes consultar con tu médico para que te asesore según tu caso en particular.

En general, antes de hacer ejercicios de la parte superior del cuerpo, debes esperar que pase cierto tiempo luego de la cirugía para sanar adecuadamente (que suele ser de cuatro a seis semanas). Incluso, se recomienda comenzar con unos ejercicios suaves para recuperar la movilidad una semana después de la cirugía, pero siempre con la aprobación de tu médico.

Ten en cuenta que el brazo puede inflamarse (hincharse), si se ha sometido a radioterapia tras la cirugía, y que la inflamación puede durar más de lo normal. La radiación también puede causar inflamación en el pecho y el seno hacia el final del tratamiento, pero en la mayoría de los casos, es a corto plazo y desaparece lentamente.

Por eso, durante el tratamiento y hasta 18 meses después, se aconseja realizar ejercicios simples de estiramiento a diario, para mantener un rango de movimiento completo del tórax, del brazo y del hombro.

De todos modos, siempre debes tener cuidado de no excederte ni levantar peso. Por ejemplo, puedes usar el brazo del lado afectado para las actividades cotidianas, como cepillarte el cabello o bañarte, pero no canses demasiado tu hombro y tu brazo, y siempre consulta con tu médico o fisioterapeuta, antes de hacer ejercicios intenso, como levantar pesas o jugar tenis.

Asimismo, evita las actividades vigorosas y repetidas como levantar o halar objetos pesados. Si no te queda otra alternativa, usa el otro brazo o ambos para levantar paquetes pesados, como el bolso, los comestibles o los niños.

Otras sugerencias del Consejo Americano del Ejercicio son:

  • Participa en actividades aeróbicas de intensidad moderada, al menos 150 minutos por semana o 75 minutos semanales, si se trata de a una actividad física intensa.
  • Elige actividades que involucren todos los grupos musculares importantes (tanto en la parte superior del cuerpo como en la inferior), dos o tres veces por semana.
  • Estira los grupos musculares mayores cuando participes en ejercicios aeróbicos o en entrenamiento de fuerza, para aumentar la flexibilidad.
  • Si sientes fatiga o dolor extremo, evita hacer ejercicio.
  • Si estás en tratamiento de quimioterapia, establece metas a corto plazo para mantener la motivación, y no te desanimes si un día no estás con fuerzas para ejercitar (ten en cuenta que las náuseas y los efectos de las drogas pueden provocarte falta de apetito y también de energía).
  • Si estás recibiendo radioterapia, asegúrate de elegir ropa cómoda para evitar irritar cualquier sarpullido (erupción) o quemadura de la piel y evita las piscinas y los deportes en el agua.
  • Si estás recibiendo tratamiento hormonal, elige actividades tranquilas o que no aumenten las posibilidades de sufrir caídas, ya que tienes un mayor riesgo de fracturas óseas (de los huesos), y recuerda siempre beber bastante agua durante el ejercicio.

Con estos sencillos cuidados en mente, ya estás lista para volver a poner tu cuerpo en movimiento y obtener todas las ventajas que ofrece la actividad física.

¡Anímate! Se ha demostrado que hacer ejercicio con regularidad puede ayudarte a mejorar la función del sistema de defensas, reducir la fatiga y el dolor, disminuir el riesgo de fracturas debido a la pérdida de masa ósea, mejorar el sueño y el equilibrio, reducir la presión arterial y la frecuencia cardiaca (el pulso) en reposo, elevar el estado de ánimo y disminuir la ansiedad y el estrés. En esta etapa de recuperación física y emocional, el ejercicio puede convertirse en un valioso aliado para aumentar tu calidad de vida y mantener alejado al cáncer.

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Imagen: ©Shutterstock / muse studio

 

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