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¿Estás amamantando (dando pecho) a tu bebé? ¿Te has dado cuenta que escupe la leche? ¿Te preocupa si esto es normal? Los expertos consideran que más de la mitad de todos los niños pequeños escupen la leche por lo menos una o más veces al día. Y que, cuando lo hacen, con frecuencia parece ser mucho más de lo que es en realidad. Sigue leyendo para determinar si la cantidad de leche que escupe tu angelito está dentro de lo normal…

Si tu niño/a simplemente escupe la leche, pero sigue aumentando de peso normalmente y no tiene otros síntomas, es posible que no necesites hacer nada. Por el otro lado, si parece que lo que vomita el niño son grandes cantidades de leche sin hacer grandes esfuerzos, es posible que su bebé sufra de reflujo gastroesofágico (ERGE). En este caso, debes informarle a tu pediatra. La regurgitación ligera es común en el primer año de vida porque el músculo que divide el esófago del estómago está un poco débil y esto permite que parte del contenido del estómago salga al exterior. De forma que podrías empezar a notarlo en las primeras semanas de vida del bebé, pero la mayoría de los bebés lo superarán para cuando cumplan un año de edad.

Debes sospechar que existe un problema:

  • Cuando el o la bebé tiene dificultad para subir de peso.
  • Si se encuentra irritable con frecuencia.
  • Si se ahoga con frecuencia al comer o si tiene dificultad para respirar o estornudar.
  • Si tiene tos crónica.
  • Si está ronco cuando llora.
  • Si se niega a comer o llora después de tomar alimentos.
  • Si arquea la espalda durante o después de comer.
  • Si tiene gran cantidad de reflujo.
  • Si el vómito tiene manchas de sangre o
  • Si no se desarrolla bien.

Entre las cosas que tu pediatra puede hacer —además de someter al bebé a pruebas para confirmar el diagnóstico si sospecha que tu niño/a padece de reflujo— es recomendarte que le des cantidades más pequeñas de comida y con más frecuencia, en lugar de darle  cantidades grandes y con menos frecuencia; que le hagas eructar con más frecuencia cada que lo alimentes; que le des de comer cuando el bebé esté en posición vertical recta; que lo mantengas en posición vertical de 20 a 30 minutos después de darle de comer; que durante el día lo pongas en una silla reclinable o en una silla alta para bebés si puede sentarse; que levantes un extremo de la cuna para que su cabeza esté más alta que el estómago y que evites el estreñimiento.

Y, recuerda, si tu niño/a come bien, no está intranquilo y es obvio que está subiendo de peso, entonces es posible que tenga un simple reflujo. Con frecuencia, estos bebés no necesitan ningún tratamiento, ya que la mayoría de ellos superan esta condición para cuando cumplen su primer año de vida.

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Imagen: ©Shutterstock / Gumpanat

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