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El ejercicio y la actividad física son buenos para todos independientemente de la edad. No importan la salud y las habilidades físicas, puedes ganar mucho de mantenerte activo. Te ayuda a mantenerte fuerte para que seas independiente; para que tengas más energía para hacer lo que te gusta; para mantener tu equilibrio y que tengas menos riesgo de caerte; para manejar y prevenir varias enfermedades crónicas; para dormir mejor; para mantener una presión arterial y un peso saludables; para disminuir el riesgo de ansiedad y depresión; para mejorar tu estado de ánimo; en fin… los beneficios son muchos y variados. Lo que es importante, es que lo hagas y que no te dejes llevar por la multitud de mitos que existen acerca del ejercicio. Aquí encontrarás varios de ellos.

Mito # 1 El mejor momento para hacer ejercicio es en la mañana.

La verdad es que lo importante es que hagas ejercicio regularmente cuando te sea posible. O sea, que sea parte de tus hábitos diarios, que sea consistente.

Si no tienes preferencia y te acomoda hacerlo en las mañanas, algunos estudios sugieren que hacer ejercicio en la mañana podría ayudar a perder peso más fácilmente preparando al cuerpo para que pierdas más grasa a través del día. Pero si no te queda bien hacerlo por la mañana, hazlo a otra hora. Reitero: Lo importante es que lo hagas.

Mito # 2 Puedes controlar de dónde pierdes más grasa.

El cuerpo usa a la grasa como combustible para producir energía. Cuando haces ejercicio pierdes grasa en general, pero no se puede controlar de qué parte del cuerpo se pierde más grasa. 

Mito # 3 Tienes que pasarte muchas horas en el gimnasio para ver resultados.

Para ver resultados no tienes que ir a un gimnasio, puedes hacer ejercicio en cualquier lugar: en tu casa, al aire libre, etc. En cuanto al tiempo, se recomienda que trates de hacer un mínimo de 150 minutos de actividad física moderada cada semana, como caminar a paso ligero o nadar despacio, para reducir tu riesgo de desarrollar cáncer. O puedes hacer actividades físicas más vigorosas, como correr o andar en bicicleta rápido, durante al menos 75 minutos cada semana. 

Vale la pena incorporar entrenamiento de fuerza un par de veces a la semana además del ejercicio aeróbico. 

Mito # 4 El ejercicio puede borrar una dieta mala.

Si llevas una dieta mala, el ejercicio no puede compensar la comida chatarra.  Una vida saludable requiere tanto de la actividad física como de una alimentación saludable y balanceada.

Mito # 5 Estoy embarazada, así que tengo que tomarlo con calma.

Mientras la mujer embarazada esté sana y no tenga complicaciones durante su embarazo, el ejercicio moderado le ayuda a evitar subir demasiado de peso y desarrollar diabetes gestacional. Existen algunas actividades que se deben de evitar como: ejercicios en altitudes elevadas; actividades que podrían provocarte un traumatismo directo en el abdomen, como el kickboxing y el yoga o el pilates caliente. Tu médico te puede asesorar en cuanto a los ejercicios que puedes realizar durante tu embarazo.

Mito # 6 Estoy muy viejo para hacer ejercicio.

La fuerza y la masa muscular se pueden mejorar con la edad aun cuando envejecemos. Idealmente, si tienes 65 años o más, debes de incluir en tu rutina ejercicio aeróbico, entrenamiento de equilibrio y fortalecimiento muscular.

Mito # 7 Los ejercicios abdominales harán que tu estómago se vea plano. 

Si quieres una cintura más delgada y que tu estómago se vea plano, lo que necesitas hacer es comer menos carbohidratos (azúcares) y menos grasas industriales saturadas, además de que necesitas hacer más ejercicio y hacer tiempo para relajarte y descansar lo suficiente.

Mito # 8 Sin dolor no hay ganancia.

La idea de que te tiene que doler para que obtengas beneficio es un error. No debes de hacer ejercicio al nivel en que te duela. Si tienes algo de molestia, no hay problema, pero si desarrollas dolor aumenta el riesgo de que te lastimes o de que te agotes. La idea es de hacer ejercicio en una forma más inteligente o no que te sea más difícil.

Mito # 9 Nunca hagas ejercicio si estás enfermo.

Si tienes fiebre, te duele el cuerpo y tienes síntomas como de influenza (flu o gripe), no se recomienda que hagas ejercicio. Por otro lado, si lo que tienes es un resfriado común con congestión nasal, sin fiebre y muy pocos otros síntomas, el hacer ejercicio podría ayudarte a tener más energía y que te cures más rápidamente. Asegúrate de mantenerte bien hidratado y escucha a tu cuerpo.

Así que, si ya haces ejercicio regularmente, continúa, te felicito. Si no lo estás haciendo, ¡anímate! Nunca es tarde para empezar. Si llevas mucho tiempo de no hacerlo y tienes una enfermedad crónica o tienes 35 años o más consulta con tu médico para asegurarte que no tienes ninguna restricción. Y recuerda de empezar poco a poco. Si eliges una actividad física que te agrade, será más sencillo que no la dejes.

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Imagen: ©Shutterstock / Evgeny Atamanenko

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