Seguramente has oído hablar de la anorexia, la bulimia y el síndrome del “atracón” o comer compulsivamente. Por lo general, estos desórdenes alimenticios son el resultado de un problema mental que te hace pensar que estás muy gordo(a) cuando en realidad sucede lo contrario. La obsesión con el peso y la apariencia física tiene consecuencias graves para la salud mental y física.
Eva, una chica de 20 años, está más flaca que un fideo. Pero cuando se mira al espejo, ella se ve gorda. No importa lo que su mamá le diga, ni lo que sus amigos le digan. Una cena en el mejor restaurante de la ciudad con Eva, seguro terminará con ella en el baño vomitando el plato que acaba de comer. ¿El diagnóstico? Bulimia nerviosa.
Juana, por su parte, está tan obsesionada con ser flaca como las chicas que salen en la televisión, que su dieta diaria consiste en comer un tomate y una lata de atún. Nada más. Ha llegado al punto de no comer nada. ¿El diagnóstico? Anorexia nerviosa.
Lola en cambio, come compulsivamente, hasta que se siente completamente llena y le duele la panza. Luego, se siente culpable y hace dieta y luego come de nuevo compulsivamente. Su peso sube y baja como un yo-yo, pero por lo general está gorda. ¿El diagnóstico? Síndrome del atracón o desorden por atracón (comer compulsivamente).
Estos tres desórdenes o trastornos alimenticios son el resultado de problemas mentales. Con frecuencia están relacionados con depresión, estrés y ansiedad. Las personas que los padecen no han encontrado la manera de resolver problemas psicológicos profundos y encuentran “una salida” o una excusa en la comida para llamar la atención o para calmarse temporalmente. Por lo general son más comunes en las mujeres (especialmente en las mujeres jóvenes), aunque también ocurren en los hombres.
Tal como sucede con otras enfermedades mentales, es difícil determinar con precisión la causa de los desórdenes alimenticios. Por eso, los especialistas se han inclinado a sugerir que los desórdenes alimenticios, en general, pueden deberse a una combinación de estos tres factores:
¿Cuál es la solución para tratar estos problemas alimenticios? Primero que todo, reconocerlos. Muchas personas que sufren de bulimia, anorexia nerviosa o síndrome del atracón compulsivo, no consideran que tienen un problema que necesita tratamiento.
La psicoterapia es una de las soluciones a este problema. Algunos medicamentos como los antidepresivos o los medicamentos contra la ansiedad, pueden ayudar, aunque no son la solución absoluta.
Además, se requiere, dependiendo del caso, un especialista en nutrición para enseñarle a la persona enferma a comer sanamente. En casos de desnutrición extrema, el médico puede recomendar hospitalización. Recuerda que los desórdenes alimenticios causan problemas graves de salud que pueden llevar a la muerte.
Los desórdenes alimenticios son la manifestación externa de un problema interior. Por eso, es indispensable recibir ayuda psicológica para poder superarlos. Si tienes una relación “conflictiva” con la comida, no te esperes. ¡Busca ayuda!
Publicación original: 2010
Ultima revisión: 2017
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