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Estimada Mayo Clinic:

 

Mi marido toma una inmensa cantidad de suplementos alimenticios, entre ellos, vitaminas múltiples y minerales en líquido, Arthro Joint Complex (complejo para las articulaciones con sulfato de glucosamina) y aceite de linaza.  Además, toma coenzima Q10, aceite de pescado, palma pigmea, vitamina E, hierba de San Juan, silimarina, Super Green (suplemento herbario) y picolinato de cromio, entre otros.  Los medicamentos que le recetaron son Hytrin, allopurinol y Lipitor.  Llevamos una alimentación balanceada y  con alimentos nutritivos.  ¿Necesita mi marido los suplementos?  ¿No es peligroso tomarlos?

Respuesta del Dr. Brent Bauer, Medicina complementaria e integrativa, Mayo Clinic de Rochester en Minnesota, Estados Unidos:

 

La gente que en general es sana y come una amplia variedad de alimentos, entre ellos, frutas, verduras, granos integrales, legumbres y carnes magras, posiblemente no requiere ningún suplemento alimenticio.  Sin embargo, en algunos casos, el consumo juicioso de vitaminas, minerales o suplementos herbarios puede ser provechoso para las personas cuyos hábitos alimenticios y/o estilo de vida no les permite alimentarse nutritivamente o afectan su alimentación en forma negativa.  De igual manera, éstos pueden servir cuando otros factores, tales como la edad o una enfermedad, afectan las necesidades alimenticias del organismo.

Igual que cualquier otro fármaco, muchos suplementos alimenticios contienen ingredientes activos que afectan la forma en la que funciona el organismo.  Cuando se toma por la razón correcta, un suplemento podría ofrecer el beneficio que la persona busca; pero si se lo toma con otros medicamentos y suplementos, podría ser nocivo.  Se ha demostrado, por ejemplo, que la hierba de San Juan sirve para disminuir la depresión; pero las investigaciones también indican que puede interferir gravemente con otros medicamentos y suplementos.  Por ello, la mayoría de suplementos no es ni “buena” ni “mala”, sino que la manera de usarlos generalmente es lo que determina el efecto que tendrán.

Debido a que los suplementos alimenticios están sujetos a mínima regulación por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, no todos están normalizados como para garantizar su calidad y potencia.  Lo bueno es que esto cambiará para el año 2010, cuando todos los suplementos de venta en Estados Unidos deberán cumplir con requerimientos obligatorios sobre pureza y calidad.  Hasta entonces, lea cuidadosamente las etiquetas y busque pruebas de alguna verificación por parte de terceros sobre la calidad del producto, como por ejemplo, la verificación de la farmacopea de los Estados Unidos (USPV).  Esa designación garantiza que el suplemento cumple con las normas de potencia, pureza, desintegración y disolución establecidas por la Farmacopea de Estados Unidos, una organización de comprobación.  Otra compañía que ofrece servicios similares es NSF International, una organización independiente, no gubernamental y sin fines de lucro.

Incluso en las dosis recomendadas, algunos suplementos pueden tener efectos secundarios inesperados, tales como molestias estomacales o dolores musculares.  Además, no todos los suplementos herbarios son seguros, pues se ha demostrado que algunos contienen sustancias tóxicas, entre ellas, metales pesados como plomo y mercurio.  Por lo tanto, es importante tratar los suplementos con respeto e informarse antes de considerar cualquier suplemento nuevo.

Le recomiendo que su marido consulte con un médico para revisar su historial clínico y evaluar cada suplemento, por separado.  Si el médico de su marido no sabe sobre estos suplementos alimenticios, su marido puede solicitar que lo refiera a un farmaceuta o especialista con conocimiento sobre ellos.

 

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Imagen © Pixabay.com / Ben_Kerckx

 

 

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