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Las cefaleas por hipotensión del LCR se producen debido a una fuga interna de líquido espinal y el dolor puede oscilar desde leve a discapacitante. Estas cefaleas normalmente se desencadenan a consecuencia de una punción lumbar. El dolor se presenta debido a la fuga de líquido y porque el cerebro se “hunde”. Para muchos pacientes, recostarse es lo único que les ofrece alivio, porque las terapias existentes no surten efecto completamente. El tratamiento normal es colocar un parche de sangre que consiste precisamente en eso: un parche con la sangre del mismo paciente que se coloca sobre el agujero de la punción.
La paciente, o sea el caso del estudio, sufría de cefaleas por hipotensión del líquido cefalorraquídeo desde hace 25 años. Durante la mayor parte de esos años, ella sólo se sintió mejor mientras estaba recostada, lo que restringía sus actividades cotidianas. Hace cinco años, la paciente buscó la ayuda del Dr. Michael Cutrer y del Dr. Paul Mathew. La paciente recibió Botox durante tres años con resultados constantemente positivos, pues después de cada tratamiento, la mejoría duraba hasta tres meses antes de reaparecer y requerir otra dosis. Si bien la paciente no se ha curado, ahora puede llevar una vida más normal.
“El Botox se ha usado durante varios años para tratar las migrañas y ha tenido éxito en muchos pacientes. A esta paciente le administramos Botox porque realmente no teníamos nada más que ofrecerle”, comenta el Dr. Cutrer, neurólogo de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, y coautor del informe. “Para sorpresa de todos, la paciente mejoró notablemente”, y la intensidad de las cefaleas descendió en la escala visual para el dolor de 8 sobre 10 a 3 sobre 10.
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