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¿De dónde nace la agresividad? Algunos pensarían que de las circunstancias a las que se enfrenta una persona y cómo esa persona las percibe. Si bien esto es cierto, unos científicos encontraron que la agresividad, la competitividad y la ira también tienen que ver con el hecho de que los niveles de un compuesto químico del cerebro estén bajos.

A todos nos ha tocado encontrarnos en la vida con personas que siempre están a la defensiva o que siempre quieren ganar en todo. También hemos visto que mucha gente reacciona ante las situaciones con enojo, rabia e insultos hacia los demás. O tal vez nosotros mismos hemos sido víctimas de dichas reacciones. Incluso, cuando conducimos por la ciudad nos encontramos con conductores que hacen lo que quieren y nos preguntamos de dónde viene tanta agresividad.

La verdad es que más allá de la personalidad y los valores con los que hayamos sido educados, la agresividad tiene un componente químico. Unos científicos alemanes descubrieron que quienes tienen los niveles de dopamina bajos, un componente que se encuentra en el cerebro que se relaciona con el placer y la recompensa, son más propensos a ser agresivos en situaciones competitivas.

Para llegar a esta conclusión, unos psiquiatras de la Universidad RWTH Aachen, en Alemania, estudiaron a 18 participantes sanos que tenían entre 21 y 29 años, y les dieron un juego de computadora en el cual supuestamente podían ganar dinero. Además, se les dijo que un contrincante ubicado en otra habitación estaba haciendo trampa para robar algunas de sus ganancias.

Durante el juego, los jóvenes con niveles más bajos de dopamina estuvieron más distraídos y más agresivos. Estos resultados les sorprendió a los investigadores, pues ellos pensaban que serían los que tenían los niveles más altos de dopamina los que se comportarían de manera más agresiva.

Aunque tú no sepas si tus niveles de dopamina son altos o bajos, la realidad es que a todos nos sucede que podemos enojarnos. La clave es saber qué hacer para controlar la ira y no que la ira nos controle a nosotros, pues además de dañar las relaciones con los demás, la rabia y la agresividad también atentan contra tu salud. Por eso, ¿qué te parece si tomas nota de estas recomendaciones para manejar el enojo?

  • Respira profundamente, pero desde el diafragma. La respiración desde el pecho no es relajante y al contrario, es sinónimo de tensión. Visualiza que el aire entra a tu barriga y haz todo para respirar desde allí.
  • Repite una palabra o alguna frase tranquilizadora mientras respiras de manera profunda. Puedes decir, “todo está bien”, “relájate”, “tómalo con calma” o inventa tu propia mantra (una palabra para enfocar tu mente)
  • Visualiza alguna situación o experiencia relajante.
  • Para que la tranquilidad se vuelva un hábito, puedes practicar yoga o meditación de manera regular.
  • Cada vez que te encuentres en una situación de tensión, detente a observarla antes de reaccionar. Respira y verás cómo a medida que practicas esta nueva forma de enfrentar la vida, se volverá algo natural que beneficiará a tu salud física y emocional de forma permanente.

Estoy segura que independientemente de tus niveles de dopamina, si practicas técnicas de relajación y “reprogramas” tu cerebro para no reaccionar con agresividad ante ciertas situaciones que se te presenten, podrás llevar una vida más calmada y tranquila.

No dejes que la ira y la agresividad perjudiquen tus relaciones y tu salud. Si necesitas ayuda para manejar estas emociones negativas, no dudes en consultar con un profesional.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Ollyy

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