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Un nuevo estudio parece haber hallado una relación entre las radiografías dentales y el desarrollo de tumores cerebrales benignos. Este hallazgo llama a la reflexión sobre las ventajas y las desventajas del uso de este tipo de pruebas odontológicas, sobre todo en los niños. Sigue leyendo y entérate de todo.

Algunos odontólogos les piden a sus pacientes que se tomen radiografías de la mandíbula y los dientes, para corroborar que todo se encuentra en orden y que no haya caries ni otros problemas ocultos en la boca. Sin embargo, las radiografías o rayos X deben ser aplicados con cuidado, en especial cuando se trata de los niños, ya que emiten radiaciones y se sabe que una exposición excesiva a estos los rayos X puede provocar cáncer.

¿Significa esto que no debes hacerte nunca más una radiografía en ninguna parte del cuerpo? Pues no. Definitivamente, la respuesta a esta pregunta es negativa. Los rayos X permiten ver si tienes algún hueso roto, por ejemplo, y en el caso de los dientes, ayudan a detectar caries ocultas o algún otro problema que no podría verse de otro modo. Sin embargo, no hay que abusar.

Si bien la cantidad de rayos que recibes en una radiografía dental es mínima, la recomendación es hacerlo cada 2 o 3 años en el caso de los adultos y evitarlas en los niños menores de 10 años.

En busca de nuevos datos sobre este tema, un grupo de investigadores del Brigham and Women’s Hospital (BWH) y las universidades de California en San Francisco, Yale y Duke, en Los Estados Unidos, analizó a casi tres mil personas y encontró que quienes estaban expuestos a mucha radiación por hacerse placas dentales al menos una vez por año tenían más posibilidades de desarrollar un tipo de tumor en el cerebro denominado meningioma.

El meningioma es el tumor cerebral primario más frecuente en Estados Unidos. Se trata de un tumor benigno que, si bien no se trata de un cáncer maligno, sí puede crecer hasta alcanzar el tamaño de una pelota y, de ese modo, interferir con algunas funciones del cerebro como la vista, la audición y hasta provocar convulsiones.

En detalle, los científicos reunieron a 1.433 personas que habían sido diagnosticadas con meningioma intracraneal, un tumor del tejido que recubre el cerebro, entre mayo del 2006 y abril del 2011, cuando tenían entre 20 y 79 años, y las compararon con otro grupo de 1.350 personas sanas.

Para ello, tomaron en cuenta la frecuencia con la que los participantes se habían realizado tres tipos de radiografías dentales y consideraron los antecedentes familiares de cáncer, embarazo y la historia clínica, incluidos los tratamientos odontológicos y la cantidad de veces que se habían realizado los tres tipos de radiografías dentales estudiados.

Así detectaron que, independientemente de la edad al momento de haberse tomado las radiografías, quienes habían estado expuestos a esa radiación anualmente o con más frecuencia tenían entre un 40 y un 90 por ciento más riesgo de desarrollar un tumor cerebral a cualquier edad.

Por su parte, los niños que recibieron radiografías panorámicas, en especial si lo hicieron anualmente o con más frecuencia antes de los 10 años, mostraron un riesgo cinco veces mayor de desarrollar meningioma.

Estos resultados, que fueron publicados en la revista Cancer, no determinan que las radiografías dentales sean las que causan el cáncer pero si establecen una relación entre ambos hechos. Por eso la indicación es no dejar de tomarse las radiografías cuando sea necesario, ni mucho menos de ir a los controles dentales.

El problema principal es que muchas personas desconocen las recomendaciones de la Asociación Dental Americana (American Dental Association) o no les prestan atención. Incluso, muchos dentistas (odontólogos) piden este tipo de pruebas por una cuestión de rutina o costumbre.

Por eso, la próxima vez tu odontólogo te solicite una placa de rayos X no temas preguntarle a él o a ella acerca de los riesgos y de los beneficios de recibirlos. Y recuerda que la recomendación es que los niños reciban rayos X cada uno o dos años, los adolescentes cada 1,5 a 3 años y los adultos cada 2 o 3 años.

Asimismo, para minimizar la exposición a la radiación, la Asociación Dental Americana recomienda usar collares y delantales protectores y los equipos con la última tecnología, con velocidades de grabado más rápidas o de rayos X digitales.

Y nuevamente, siempre que tengas dudas consúltalas con tu dentista y evalúa con él o ella las ventajas y las desventajas de exponerte a las radiaciones.

Imágen © iStockphoto.com / Andreii Svinarskyi

 

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