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Las personas mayores deben prestar especial atención a la seguridad de los medicamentos, nos dice la Mayo Clinic. Esto es porque los ancianos suelen tomar más de un medicamento a la vez y porque la interacción entre los fármacos puede producir efectos secundarios que no ocurrirían si se tomase un solo medicamento.

Además, los cambios físicos en las personas mayores pueden alterar la eficacia de un medicamento y sus efectos secundarios, a diferencia de lo que podrían experimentar otras personas más jóvenes.

Considere los siguientes mitos y verdades:

Mito: Cuando un fármaco funciona bien en una determinada dosis, tomar más es mejor.

Verdad: Los beneficios de muchos fármacos no aumentan después de una determinada dosis, pero los riesgos sí lo hacen. Por ejemplo, tomar dos pastillas de acetaminofén (Tylenol y demás) alivia el dolor con un mínimo riesgo de efectos secundarios; pero tomar cuatro pastillas de acetaminofén no alivia mejor el dolor, sino que aumenta enormemente el riesgo de presentar efectos secundarios nocivos y toxicidad. Tomar ciertos medicamentos en dosis muy alta puede ser especialmente nocivo para las personas mayores porque la función del riñón y del hígado generalmente disminuye con el transcurso del tiempo, reduciendo la capacidad del cuerpo de procesar y eliminar los fármacos.  

Mito: Un fármaco administrado en una determinada dosis durante años no puede producir efectos secundarios nuevos.

Verdad: En los ancianos, un fármaco que se toma sin inconvenientes durante años puede ser la causa de nuevos efectos secundarios problemáticos. Al envejecer, el peso corporal puede cambiar y la digestión, la circulación y la función del riñón y del hígado también puede lentificarse. Dichos cambios tienen la capacidad de alterar el procesamiento, la circulación y la excreción de los fármacos, volviendo al medicamento más o menos eficaz que antes. Añadir nuevos medicamentos, fármacos de venta sin receta médica y suplementos herbarios o alimentarios, así como consumir alcohol pueden derivar en interacción y posibles efectos secundarios nuevos.    

Mito: Es obvio cuando algo es efecto secundario de un medicamento o síntoma de una enfermedad o afección.

Verdad: Los efectos secundarios de ciertos fármacos pueden malinterpretarse por enfermedades o afecciones relacionadas con la edad o hasta por síntomas de lo que se conoce como “hacerse mayor”. Además, los efectos secundarios de algunos fármacos también son capaces de empeorar los síntomas de una enfermedad o afección existente. A pesar de que los médicos y los farmacéuticos puedan remitirse a listas sobre los fármacos a utilizar con cuidado o evitar con las personas mayores, ninguna lista incluye todos los medicamentos. Por ello, tanto los pacientes como los médicos y los farmacéuticos deben siempre considerar la posibilidad de que cualquier síntoma o señal de “vejez”, tal como debilidad, somnolencia, confusión, ansiedad o pérdida de la memoria, puede ser efecto secundario de un medicamento.

 

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Imagen © iStock / kali9

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